Luego de tres semanas de trabajo y antes de la fecha prevista, el miércoles 8 de febrero concluyeron las obras de remozamiento de la imagen de la Virgen del Cerro San Cristóbal, que contemplaron la limpieza y nueva pintura blanca de este emblemático monumento de la capital. “Ahora podemos apreciar una imagen completamente renovada, una imagen hermosa, atractiva, y ante la cual yo creo que los peregrinos que nos visitan van a sentirse felices”, señala Luis Trincado, diácono y coordinador pastoral del santuario.
En tanto, el supervisor de las obras, Nelson Chandía, explica que para poder pintar la imagen de la Virgen primero “se lavó completamente la figura para sacarle todo el polvo y el esmog que tenía adherido. Después se le aplicaron anticorrosivos y se enmasillaron algunas zonas que estaban un poco dañadas”, aunque, agrega, “antes de este trabajo, en general la imagen estaba en perfectas condiciones”.
El trabajo propiamente de limpieza, enmasillamiento, pintura y posteriores retoques demoró cuatro días y los andamios que rodeaban la figura se terminaron de sacar el miércoles 8 de febrero. En total, cuenta Chandía, se utilizaron cerca de cien litros de pintura que renovaron la superficie de la Virgen, su pedestal y todas las barandas que rodean la imagen. La última vez que la Virgen había sido pintada fue hace 25 años, con motivo de la visita del Papa Juan Pablo II a nuestro país, en abril de 1987, y la renovación de su pintura recientemente concluida, según Chandía, “está pensada para durar por lo menos 25 años más”.
Hágase la luz
Tras permanecer con las luces apagadas mientras se realizaban las obras, ahora la Virgen ha vuelto a ser iluminada, volviendo a lucir todo su simbolismo y belleza que preside Santiago. “Ahora con la nueva pintura, también tiene un brillo muy particular que la hace destacar de manera especial en la cima del cerro San Cristóbal y genera un efecto visual que resalta mucho más la figura, sobre todo si se ve desde sectores cercanos al cerro, como Plaza Italia, Bellavista o parte de Providencia. Nuestra Madre sigue siendo el faro que ilumina la ciudad”, observa Luis Trincado.
Precisamente por ese carácter emblemático de la Virgen del cerro San Cristóbal, Nelson Chandía afirma que “para mí y para todos los que participamos en este trabajo la experiencia fue muy importante, por la influencia que tiene la Virgen en nuestro espíritu. Todo el mundo viene a verla, incluso turistas de otros países, y eso le otorgaba una especial relevancia a este remozamiento. En ese sentido, quedamos muy satisfechos con los resultados”.
Satisfacción que comparte Luis: “Nosotros, que sentimos a la imagen de la Santísima Virgen como nuestra verdadera Madre, la queremos ver siempre bien, con una presencia impecable, que se vista bonita. Por eso creo que este nuevo remozamiento va a generar mucha fuerza en todos los peregrinos, mucho ánimo, mucha alegría también en las personas que vienen a ver a la Virgen, que la vienen a disfrutar con tanto cariño y devoción”.
