Miles de santiagueños pidieron a la Virgen de Sumampa por la familia

Miles de fieles se acercaron al Vallecito Viejo de Sumampa el domingo 23 de noviembre para celebrar la fiesta de Nuestra Señora de la Consolación. La misa central estuvo presidida por el obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic Iglic CM, quien en su mensaje a los feligreses llamó a proteger y evangelizar desde la familia.

El obispo diocesano aseguró que "es María la que nos atrae y convoca para reunirnos como familia de Dios" bajo su advocación de la Consolata. "Es María -agregó- la que escuchó la Palabra, la guardó en su corazón y la puso en práctica, la fiel discípula de su Hijo Jesús, la que nos dice que hagamos todo lo que Él nos diga, compartiendo nuestra fiesta y encuentro, y muy atenta a lo que nos pasa a cada uno de nosotros y a nuestras familias".

Monseñor Bokalic reflexionó sobre la disposición y atención maternal de la Virgen, reflejada en el relato evangélico de las Bodas de Caná. Al respecto, señaló que María se da cuenta de la necesidad del vino para los novios, y de la confusión que se había generado. Desde esta observación, el prelado también aseguró que la Virgen "mira a nuestras familias y percibe que falta amor, fidelidad, cariño, ternura, diálogo, bondad y la alegría de una convivencia pacífica, armoniosa, reparadora".

El obispo advirtió la falta de abandono en Dios, la falta de fe y, también, la falta de "pan del trabajo digno" y del "techo digno" donde puedan convivir padres e hijos. "Falta la tierra, don de Dios para todos, para trabajarla con esfuerzo", observó el prelado, consciente de la necesidad del campesinado.

A pesar del diagnóstico, monseñor Bokalic pidió tener una mirada optimista de la familia, y destacó el testimonio de tantos matrimonios cristianos y la preocupación manifiesta en el reciente sínodo.

"En este santuario mariano, queremos reafirmar y unirnos al magisterio de nuestro papa Francisco, que insiste en que la familia es la primera escuela en la que aprendemos a apreciar nuestros dones y los de los demás y en que comenzamos a aprender el arte de vivir juntos", destacó el prelado.

El obispo concluyó su homilía elevando una oración a María, Virgen de la Consolación, para que mire a las familias santiagueñas y las cuide "de los peligros de la desintegración, del egoísmo, de la pérdida del amor primero", y renueve en todos el amor materno para ser instrumentos de consolación para tantos hermanos y hogares que buscan la paz, la reconciliación y la integración familiar.+