CAMINEO.INFO.- Ya está amenazando y es que no para. De nuevo la Iglesia es uno de sus objetivos principales en esta precampaña electoral, que difícilmente desembocará en buen puerto para el “comando Rubalcaba. El nuevo, y esperamos efímero, líder socialista se ha sacado de la manga de su teatro de títeres la promesa de que “si llega a la Moncloa habrá que terminar con las subvenciones a la Iglesia”. Una promesa muy complicada de cumplir, pues para que Rubalcaba llegue al Palacio deseado, tiene que haber una debacle de PP, que hoy por hoy nadie espera, y segundo porque para que se retire la ayuda financiera a la Iglesia, habría que denunciar y cambiar de arriba abajo los acuerdos con la Santa Sede y que yo sepa esos tiempos han pasado.
Pero Rubalcaba tiene que tratar de conquistar a esa izquierda trasnochada que ve en la Iglesia la culpable de todos sus males, sin pensar en el origen fundamental de su enfermedad, que no es otro que no saber cumplir con la solidaridad, base principal de su filosofía, mientras muchos de sus militantes saben hacer muy bien la figura del “sobrecogedor, del egípcio o del gañotero”.
Figuras aparte, menos mal que hay todavía-pocas pero las hay- cabezas muy bien amuebladas dentro de las filas del PSOE, Francisco Vázquez por ejemplo, que tratan de sujetar las bridas de este caballo desbocado que lleva a los socialistas al precipicio. Lo malo para ese partido es que el precipicio está muy cercano y el tiro de caballos, blancos y pajinianos, está demasiado acelerado.
Rubalcaba sabe muy bien, y no son palabras mías sino del cardenal Antonio Cañizares, que “una sociedad organizada en clave de progreso y bienestar material en la que los aspectos religiosos y morales fuesen dejados de lado, o recluidos a la esfera de lo privado, y en la que la felicidad se pretendiese que quedase garantizada por el funcionamiento de las condiciones materiales, estaría abocada al fracaso”.
Por tanto, menos recurrir a amenazas y más pensar en el bien común y en el bienestar de una sociedad que, hoy por hoy, lucha desesperadamente por salir de esta crisis. La Iglesia ha sido es y será el máximo exponente defensor de la sociedad y de todos los elementos que la conforman, de todos. Por eso es injusto que alguien trate de sacar réditos electorales con palabrería y gestos de feriante, con todos mis respetos para esta profesión.
No se puede jugar con los sentimientos ni con la ofensa permanente, así que Rubalcaba ponte las pilas y piensa en utilizar al “comando” para algo bueno después de 20-N.
