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Portada:: Reflexión en libertad:: Rubalcaba señala el peligro de la “revolución conservadora”: que triunfe…





Rubalcaba señala el peligro de la “revolución conservadora”: que triunfe…

Mon, 05 Mar 2012 15:02:00
 
MANUEL CRUZ

Días atrás, después de lo que se supone un sesudo análisis de las reformas económicas y sociales anunciadas por el Gobierno, el secretario general del Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, exclamó en el colmo de su asombro: “¡Pero si esto es… la revolución conservadora!” ¡Pues, claro, hombre, pues claro: el Partido Popular está poniendo patas arriba la “revolución progresista” implantada por la izquierda en las dos pasadas legislaturas y que el PSOE, en su prepotente ingenuidad relativista, esperaba que la mantuviera el PP. Ya lo dijo el propio Zapatero, en alguna de sus intervenciones en el Congreso, para burlarse precisamente de Rajoy: “Ustedes no quieren votar ahora nuestra ley del aborto, pero después ya verán como lo mantendrán…”. Já.

En esa absurda batalla ideológica que aún mantiene la ficción de una izquierda bondadosa y solidaria, que lucha por el bienestar de los más débiles, frente a una derecha retrógrada que solo vela por el bienestar de los ricos, la supuesta izquierda –es decir, la del paro y los “eres” fraudulentos andaluces- siempre ha pretendido acusar a la derecha de hipocresía, y puede que alguna vez haya tenido razón. Pero cuando esa derecha recuerda sus orígenes cristianos –la dignidad humana, la libertad responsable, la verdad…- la izquierda se rasga las vestiduras. ¡Y de qué forma!

Pero esto no es más que un escarceo dialéctico de la batalla que viene. Porque el PSOE no parece dispuesto a digerir su derrota en las urnas, ni mucho menos a hacer examen de conciencia. Todo lo contrario. Ya que no han podido hacerlo en las urnas, lo van a intentar en la calle. ¿Han escuchado a Tomas Gómez hablar, desde su miseria electoral, de “barrer” a la derecha de Madrid? ¿Y a Griñan de “avanzar” más aún en Andalucía? ¿Y al propio Perez Rubalcaba de apoyar las movilizaciones sindicales lo mismo que el PP se sumaba a las “manifestaciones de los obispos”, por cierto en favor de la vida, de la familia, de la justicia…?

Las cosas no pueden estar más claras. Desprovistos de ideología propia desde la caída del Muro de Berlín, los herederos de la izquierda que ahora se quieren llamar socialdemócratas -como si socialismo real y democracia fuesen compatibles-, no tienen otro objetivo que conquistar el poder a toda costa, con la bandera del Estado del Bienestar, olvidando que quien de verdad ha hecho posible el bienestar de la sociedad, con todos sus defectos, ha sido el liberalismo económico. No deja de ser revelador que esta izquierda, que ha malgastado todos los ahorros propiciados por el sistema capitalista- esté poniendo todas las trabas posibles a la recuperación de la actividad económica mediante la “helenización” de las sociedades europeas.

La austeridad como premisa indispensable para esa recuperación, está siendo denostada por el progresismo europeo residual como si fuese una herencia moral nefasta del cristianismo. Una conocida socióloga francesa, Mona Chollet, ha llegado a la conclusión de que es necesaria la “laización” de los espíritus, una vez conseguido el Estado laicista. La teoría es simple: hay que esterilizar el “espíritu”, la esencia de la libertad humana. Así, frente a los recortes propugnados por los gobiernos de derechas y que según la citada socióloga progresista están basados en los principios calvinistas que han desarrollado el capitalismo, hay que imponer un cambio de cultura que erradique la ascesis conventual denunciada por Weber. Nada, pues, de sacrificios personales… Fuera ese viejo “dogma” de la necesidad de trabajar con el sudor de la frente y de ahorrar…

Dicho en otras palabras: lo que propugna la nueva izquierda, una vez perdido el paraíso comunista, es ganar la calle erradicando de la sociedad la noción de esfuerzo… y, sobre todo, de pecado. ¿No ha sido esa la esencia del sistema educativo socialista? Lo que ahora toca es denostar esa “mala conciencia” que durante décadas ha impedido lo que, en el fondo, quiere la izquierda: que la gente vuelva a disfrutar de la vida, y que pierda su tiempo como quiera, eso que la maldita crisis –provocada por los banqueros- ha venido a echar abajo.

¿En qué consistiría pues, la “revolución conservadora”? Lo diré en pocas palabras aunque suene a hipérbole: en destruir el Estado del Bienestar después de provocar una crisis que la izquierda ha sido incapaz de administrar. Hecha tal afirmación, me pregunto por qué esta izquierda se moviliza ahora –con la complicidad activa de los sindicatos de clase- para impedir a la derecha que haga su trabajo, regenere la economía y de nuevo podamos volver a la holganza. La respuesta parece obvia: no se puede dejar de nuevo a la derecha la posibilidad de demostrar que el capitalismo no ha concluido su ciclo histórico y que corresponde a la izquierda construir una nueva cultura que erradique el sacrificio, la austeridad, el esfuerzo, el mérito, la virtud, la familia…

Hay que acabar con todo lo que, en suma, ha traído a lo largo de los siglos la tradición cristiana. Y para llegar a esa meta, el primer paso es radicalizar al máximo la propia democracia con nuevos derechos sociales, nuevas libertades, nuevos paradigmas… El lema podría ser así de simple: “!Abajo el sacrificio! ¡A gozar que son dos días…!” ¿Recuerdan el lema del “viejo profesor”? Pues eso.







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