La emoción que siento hoy es inmensa, recordar el día que vivimos no tiene precio ¡Qué día vivimos! Muchos tenemos marcada en nuestra memoria qué estábamos haciendo el 11 de septiembre de 2001, o el 2 de abril del 2005 (muerte de Juan Pablo II), podemos también recordar qué estábamos haciendo el día de aquel terremoto que nos despertó, o del que no nos dejó almorzar; más recientemente uniría a esta lista que muchos recordamos como nos enteramos de la renuncia de S.S. El Papa Emérito Benedicto XVI, y, claramente, donde recibimos el anuncio que nos daba la Iglesia con gran alegría:
HABEMUS PAPAM.
Yo iba caminando por la calle cuando salió la fumata bianca, y no voy a olvidar como apuramos el paso para llegar a encender el televisor y no perdernos de ningún detalle de la noticia que un planeta entero estaba esperando. Nuestros pasos iban al doble del repicar de las campanas de las Iglesias que sonaban llenas de alegría.
Si bien todos los nombres que los medios pudieran haber dicho sobre un futuro Papa fueron en todo momento especulaciones, creo no equivocarme al decir que eran pocos los que pudieron haber estado plenamente seguros de que el turno de dirigir la Iglesia para un latinoamericano estaba por llegar, claro, la esperanza estaba siempre presente.
Pasaban los minutos, una Plaza de San Pedro a reventar, millones de televisores encendidos, y millones de campanas sonando al rededor del mundo en celebración de un Papa a quien sólo 115 Cardenales conocían. He de destacar lo providencial de la acción de Dios el día en que por mi mente pasó al idea de escribir mi carta abierta al futuro Papa, ya que al escribirla (unos días después del anuncio de la renuncia de Su Santidad Benedicto XVI) pensaba en la personalidad de un Papa de carácter suave, paternal, atento y humilde; no ha sido pequeña la sorpresa al ver que el hombre a quien Dios designó para, entre muchas cosas, protagonizar mi carta, pedía al pueblo católico que orara por su Pontificado, ¡qué gesto tan especial!
Yo no sé ustedes, pero como latino (aunque no me gusta usar esa palabra porque se ha llenado mucho de estereotipos) yo vi en las palabras de S.S. Francisco esa espontaneidad que sólo a nosotros nos sale, hablaba de una manera especial, como un Padre habla a sus hijos, o un abuelo a sus nietos, no nos conoce en persona, pero nos ama.
Me parece que, y muy ayudado por el camino que deja marcado Benedicto XVI, viene a humanizar la figura del Papa, que está en la mente de muchos, como una encarnación de Jesucristo, como una figura que debe ser perfecta porque de él dependen muchas almas, pero en mi opinión del Papa no depende ni un alma, porque las almas de los fieles son como el nuevo artefacto creado por el científico, sólo las entiende quien las creó, y sólo Él sabrá manejarlas a la perfección y arreglarlas cuando estén dañadas. El Papa es, y eso debe quedar claro, el hombre designado por Dios para guiar a sus hijos, que para Él no son insignificantes, son tan relevantes que no las deja sin una guía llena de su sabiduría para S.S. Francisco ha tocado en su primera homilía un punto elemental, “la Iglesia corre el riesgo de convertirse en una ONG piadosa”, ¿por qué? Facilísimo, porque se ha creído que la Iglesia es más de las cosas que deberían estar en segundo plano (política, finanzas y diplomacia) que para lo que realmente está, ser consuelo, refugio y alimento para los creyentes que necesitan recibir de ella la fe.
Tomo, a nivel personal al Papa Francisco como un padrino, porque el día del bautizo los padres acompañados por los padrinos establecen un pequeño diálogo con el Sacerdote que me parece importantísimo:
-¿Qué pedís para este niño?
-La fe.
-¿Y qué os da la fe?
- Vida eterna
Los padres y los padrinos pidieron para el bautizado fe, y a mi modo de ver las cosas El Papa Francisco tiene la misión de hacer que quienes la han perdido la recobren, quienes no la han recibido la conozcan y de confirmar a quienes ya la tienen.
Para mí la palabra de mis abuelas es santa, porque son cercanas, porque son símbolo de autoridad y sabiduría, así veo yo a este Papa, que en cuestión de unos minutos nos dejó asombrados con el amor con el que habló a una Iglesia que demuestra estar viva, y no agonizante como quieren hacerla ver algunos.
Además ha hablado del servicio, que prácticamente constituye todo un apostolado, al que están llamadas todas las personas que están en la vejez, el donar su sabiduría a la juventud, ya que como él mismo dijo: “En la vejez está la sede de la sabiduría” y si esta se acumula al final no tiene una función útil, porque el egoísmo intenta anular el propósito.
Quiero destacar brevemente el trabajo que han realizado los medios de comunicación, sin embargo yo, y lo digo como espectador, me quedo asombrado de la inexactitud de algunos al hablar de datos, de historia o de conocimiento que debería ser general, pero alabo el hecho de que algunos se interesarán en lo que sucedía con los fieles en El Vaticano y el mundo, porque la Iglesia no sólo es El Papa, la Iglesia la formamos todos, por ende si decimos que la Iglesia está de fiesta, ahí entramos todos los que profesamos la fe católica.
También quiero resaltar un punto que me pareció formidable, y fue que los noticieros nacionales de mayor relevancia, y por supuesto, los internacionales, invitaron a sacerdotes a comentar lo que pasaba, porque por más protocolo que se quiera tocar en una cobertura de estas, no hay persona con más autoridad (puesto que su vida está al servicio permanente del ministerio) que un sacerdote para hablar de la lglesia.
Desde acá abajo felicito a uno de los grandes periodistas del ámbito nacional, don Javier Rojas, quien invitó a Monseñor Ángel San Casimiro unos días antes del cónclave para conversar de diversos temas y fueron protagonistas de una de las entrevistas más impresionantes que he escuchado sobre la Iglesia Católica, ese día quedé impactado.
También a doña Mishelle Mitchell, quien, el día del retiro de Benedicto XVI dirigió una cobertura radial que pude vivir, aunque no pudiera ver por televisión, ese día también me impresioné bastante, ya que viví la magia de la radio.
Por ultimo quiero felicitar al Padre Álvaro Sanz Zúñiga, director de Radio María Costa Rica, por su sus valiosos aportes a la cobertura de Telenoticias, hoy veo la necesidad de que haya comunicadores creyentes en los medios, porque el cónclave está lleno de cosas que la razón no entiende, pero que la fe explica y llena.
En fin, y para retomar y concluir, el inicio de un Papado es un momento clave, yo sé que todos estamos gratamente sorprendidos por los gestos de humildad que ha tenido el nuevo Papa, como el no utilizar el vehículo oficial del Papa, el famoso SCV 1, o haber ido a pagar con su dinero el hotel para dar un buen ejemplo, el no utilizar la cruz de oro sino una de plata (algo que rompe con la tradición), el besar la mano a un cardenal, o el ponerse una pulsera que le regaló un purpurado aun cuando iba en contra del protocolo, pero recordemos que además de ver y aprender de sus acciones debemos escuchar y meditar en sus palabras.
Habemus Papam, esas palabras se escuchan con relativa frecuencia en el vaivén de los años, que pasan quemando minutos y minutos… Pero esas palabras marcan un inicio, un nuevo inicio, y es momento de vivir el periodo que este nuevo inicio significará para nuestra fe.
