Las fuertes protestas
que parecían recoger algunos medios de comunicación provenían, en
principio, de un autobús que había aparecido circulando por Madrid con
unos rótulos en los que se podía leer claramente: “los niños tienen p… las
niñas tienen v….”. Esta realidad era considerada como insultante por algunos
grupos de personas que defienden el “derecho” de los transexuales a elegir su sexo, porque consideran que su cuerpo se
lo tienen que diseñar ellos, cosa que hasta hace muy poco (contando desde la creación
de Adán y Eva: “hombre y mujer los creó”)
la historia no había recogido, y
no era, por tanto, muy usual la defensa
del niño o del adulto para elegir si prefería “colita” o “vulvita”. Pero ¡claro! Ya estamos en el siglo XXI y
parece ser que una corriente ideológica considera que el sexo no es una
realidad bilógica sino una construcción
socio-cultural, que diversos gobiernos intentan imponer a través de la
educación de los niños y jóvenes; y
deducen de ahí que no solo los
afectados tienen derecho a reivindicar
sus pretensiones de cambiar la
realidad de su identidad sexual por la
de “género”, sino que algunas autoridades y padres “aceptan (ya) como normal
una vida de suplantación química o quirúrgica de su sexo por el sexo opuesto”.
En una declaración de eminentes doctores del Colegio Americano de Pediatras,
publicada en marzo de 2016, éstos urgen
a legisladores y educadores “a rechazar todas estas políticas. Son los
hechos, y no la ideología, quienes determinan la realidad”.
A este respecto, la
presidenta del citado Colegio, Dra. Michelle Cretella, declaró hace unos meses,
que transgenerar a los niños
(hormonarles y operarles los genitales y otros rasgos) los daña, afirmando de
manera muy tajante que el apoyo público de transexualidad en los niños, es equivalente al “abuso infantil”. “Cuando
las instituciones académicas, médicas y otras de carácter público promocionan
la toma de hormonas tóxicas y la
extirpación quirúrgica de partes del cuerpo sanas como parte de la asistencia
sanitaria para los niños acaban involucrados en el abuso infantil
institucionalizado”.
No deja de sorprenderme que gente ajena a los que son más conocedores del problema y sus
consecuencias no tengan empacho en
discutir y defender, sin aportar datos,
lo contrario; parece ser que el dinero proporciona verborrea a
muchos para oscurecer sus mentes y otros, simplemente, se dejan llevar por los
tópicos del ambiente.
El Papa Francisco denuncia que países influyentes financian
la ideología de género en escuelas. “Colonizaciones ideológicas” las llama el
Santo Padre.
Interesantes también son las declaraciones del Dr. Paul R.McHugh, Catedrático de Servicios Distinguidos en Psiquiatría en
la Universidad Johns Hopkins.
“La práctica de cambio de sexo mediante cirugía surgió a
principios de los años 70. ¿De dónde sacaron la idea de que nuestra identidad
sexual (“género” es el término que algunos
prefieren) como hombres y mujeres
estaba en la categoría de cosas que se pueden cambiar? Los psiquiatras
que defendían ese tipo de operaciones se empeñaban en que hablara con sus
pacientes; sin embargo, ninguno de estos encuentros era convincente”.
“Cuando me convertí
en jefe de psiquiatría del John Hopkins Hospital, decidí desafiar lo que yo consideraba ser una mala dirección
de la psiquiatría.” Cuenta que el
psiquiatra y psicoanalista Jon Meyer
estaba desarrollando un método para hacer un seguimiento de adultos que habían
sido operados de cambio de sexo en el
Hopkins para ver en qué medida la
cirugía les había ayudado. Comprobaron que
muchos estaban contentos con el cambio realizado pero “seguían teniendo
los mismos problemas”. La esperanza de superar sus dificultades emocionales
para mejorar psicológicamente no se había cumplido. Llegué a la conclusión de
que el Hopkins estaba fundamentalmente colaborando con una enfermedad mental.
Pensé que nosotros, los psiquiatras, teníamos que concentrarnos en intentar
arreglar sus mentes y no sus genitales”.
Un dato más: Opiniones
de la primera persona que el
Supremo le permitió cambiarse de
sexo (Charlotte Goiar). Vigo 1972
“La ideología de género no es ciencia, carece de base científica, está fuera de toda realidad.”
“Un cambio de sexo no es tomarse una Coca-Coca, como nos quiere hacer ver el
lobby LGTB”.
“El interés de los LGTB
por los enfermos de Trastorno de Identidad de Género es prácticamente nulo, porque lo que a la Ideología de género le interesa
es destruir el esquema binario (varón y mujer).
A mí ninguna asociación LGTB
me ha ayudado en mi lucha por cambiarme de sexo y en mi problema personal….
No se siente ofendida
por el autobús de HazteOir.org
y su mensaje, por la sencilla
razón de que “eso es lo normal, lo anormal sería al revés”. Anormal ¿por qué? Porque no llega al 1% de la población.
Pienso que los ”normales” tendríamos que reflexionar, no ya solo por porque el 99% es
el número más alto, sino porque la verdad no se puede discutir, cae por su
peso, y recordamos la frase brillante que pronunció el personaje central de toda
la historia humana: “LA VERDAD OS
HARÁ LIBRES”