En el siglo XIX Nuestro Señor reveló a la Beata Madre Rafols
que el demonio actuaría en España con más fuerza que en otros países,
debido al odio que le tiene por haber sido la nación más católica. La
corrupción de lo mejor es ciertamente lo peor.
Para comprender el gravísimo estado de apostasía
religiosa y degradación moral del pueblo español conviene repasar
brevemente algunos de los momentos más significativos de nuestra
Historia en relación a la Fe católica, que es la esencia de España.
En los primeros años del cristianismo el apóstol Santiago transmitió la fe de Cristo a las benditas tierras de la Hispania romana con el grandísimo aval de la presencia y aliento de la Virgen del Pilar y su santa columna, que permanecerá para siempre como prueba fehaciente de que la Fe nunca desaparecerá en tierras hispánicas.
En España desde su fundación la religión oficial fue el catolicismo, coincidiendo con la conversión de Recaredo en el año 589. Ya antes de ser oficialmente España el emperador hispano Teodosio
estableció la religión católica como la religión oficial del imperio
Romano. Constantino había dado la libertad de culto a los cristianos,
pero no había prohibido las sectas y las falsas creencias.
En la época visigótica, una vez
desterrado el arrianismo, se establecieron los magnos Concilios de
Toledo donde los obispos y los reyes se reunían para gobernar
armónicamente el reino católico hispano godo.
Posteriormente con el Reinado de los Reyes Católicos y sus sucesores, los Austrias,
la Monarquía Católica alcanzó todo su esplendor, desafiando al mundo
entero en defensa de la Fe católica. Expulsaron a los judíos y moriscos,
con la finalidad de la unidad, y se persiguió duramente a los
protestantes para salvaguardar la unidad religiosa y la paz social. La
estrecha vinculación de la Iglesia con la Monarquía consolidó la unidad
religiosa gracias al benéfico papel de la Santa Inquisición y del
patronato Regio.
Las bulas alejandrinas alentaron la conquista y la
evangelización de América. La gesta de nuestros misioneros penetrando en
solitario en las junglas y afrontando con valentía y amor la
evangelización de los indígenas no fue inferior a la de nuestros
conquistadores.
Fue brillante la actuación de los teólogos españoles en Trento
en defensa de la fe y en arduo combate con las herejías. Además de los
insignes teólogos en nuestro terreno patrio emergieron colosales figuras
de la cristiandad como los grandes místicos San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila entre otros. No podemos olvidar la magna figura de San Ignacio de Loyola en defensa de la Fe creando la insigne Compañía de Jesús, que tanta importancia tuvo en la reevangelización de Europa central frenando el avance protestante.
Tristemente a finales del siglo XVIII entraron en
España los aires masónicos de «la Ilustración», y por desgracia la
invasión francesa napoleónica en 1808 nos trajo también los «valores»
anticristianos de la Revolución Francesa.
Ya en 1812 tras las Cortes
Liberales de Cádiz la catolicidad de España fue siendo cada vez más
simbólica, aunque en la teoría seguíamos siendo un país confesionalmente
católico, en la práctica el liberalismo masónico iba ganando terreno en
la sociedad española dominando los gobiernos e inoculando al pueblo su
veneno. En el siglo XIX los carlistas lucharon
bravamente en defensa de la Fe católica y la sociedad tradicional, pero
tristemente fueron derrotados por el liberalismo.
En la Cruzada Nacional de 1936 el
pueblo español defendió su Fe frente a la persecución más terrible que
había conocido el catolicismo desde los tiempos del imperio romano.
Miles de mártires dieron su vida por Cristo, a veces entre tormentos
terribles, sin que se registrara ni una sola apostasía.
En la segunda mitad del siglo XX, tras el nefasto papel de algunos el proceso de secularización fue imparable.
Tras la proclamación de la Constitución española en
1978 España pasó a ser formalmente un Estado aconfesional manteniendo
relaciones con los distintos credos por igual.
La Constitución Española en su artículo 16, punto 3 afirma: «Ninguna
confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en
cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las
consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las
demás confesiones».
La democracia liberal fue el caldo de cultivo para que el gobierno socialista
realizase una grandísima revolución cultural, arrasando con la mayoría
de vestigios de catolicidad y promulgando leyes anticristianas como el
aborto, la eutanasia, uniones gays, ideología de género etc. El PP
continuó prácticamente con la misma obra de demolición, pese a que había
prometido revocarla.
La juventud española en su inmensa mayoría está muy
degradada ya desde la infancia. España encabeza las estadísticas más
terribles, desde adicción a videojuegos e internet hasta alcoholismo,
drogadicción, embarazo adolescente, prácticas satánicas, suicidios…
En este erial de la Fe no es de extrañar que prolifere la Cristofobia,
cada vez más creciente y los ataques a la religión, llegando a las
blasfemias y sacrilegios en muchos casos, ya que ninguna autoridad pone
freno a ello. Ni las autoridades civiles, que en muchos casos son las
que las espolean y fomentan ni las eclesiásticas que reaccionan con
mucha tibieza, cuando no callan cobardemente estas graves afrentas al
honor de Dios, su Santísima Madre, los santos y la Santa Madre Iglesia.
Harían falta santos obispos y sacerdotes que se
opongan con toda la contundencia y firmeza ante estos graves atropellos
contra lo más sagrado. Dicen los Padres de la Iglesia que al blasfemo
hay que partirle los dientes. No se puede contemporizar un ápice con la
blasfemia y el sacrilegio.
Ante esta defección de buena parte del clero, salvo
honrosas excepciones, es grave deber de los seglares hacer oración y
penitencia para defender los derechos de la verdadera religión. También
hay que dar testimonio público en defensa de la Fe en los medios de
comunicación y en todos los ámbitos posibles y participar con valentía
en plataformas civiles que defiendan los derechos de Dios.
http://www.infocatolica.com/?t=opinion&cod=32854