CAMINEO.INFO.- Con estas palabras de la Primera Carta de Pedro (1 Pe 1,25) comienza la muy esperada Exhortación Apostólica de Benedicto XVI ,'Verbum Domini', dedicada a la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. El pasado 11 de noviembre de 2010 fue presentada en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el cardenal Marc Ouellet, por los arzobispos Gianfranco Ravasi y Nikola Eterovic y por monseñor Fortunato Frezza.
El documento, fechado el 30 de septiembre, es fruto de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, celebrada en Roma en octubre de 2008. G. Ravasi, insigne biblista, que será creado cardenal el próximo día 20, resaltaba el mensaje de alegría que enmarca el documento, alegría que se quiere comunicar al mundo a través del conocimiento, de la lectura y de la familiaridad con la Biblia: «Es curioso que la primera y la última palabra de este documento son la misma: la alegría. Pretende eso mismo, que las personas encuentren con la lectura de la Biblia la alegría perdida, un sentimiento que hoy está en crisis».
En la primera parte, titulada 'Verbum Dei', el Papa subraya el papel fundamental de Dios Padre, fuente y origen de la Palabra, así como la dimensión trinitaria de la revelación, pone de relieve la voluntad de Dios de abrir y mantener un diálogo con el ser humano, y sobre todo destaca la centralidad de Cristo en la Palabra. También aborda los grandes teológicos de la relación entre Escritura y Tradición, inspiración y verdad de la Biblia. Asimismo trata la respuesta del hombre al Dios que habla, mediante la fe y la oración. Insistiendo en lo dicho ya en el Concilio Vaticano II acerca de la hermenéutica de la Sagrada Escritura en la Iglesia subraya que la recta hermenéutica exige la complementariedad del sentido literal y espiritual, una armonía entre fe y razón.
La segunda parte se titula 'Verbum in Ecclesia' y se dedica a la Palabra de Dios y la Iglesia mostrando que, gracias a la Palabra de Dios y a la acción sacramental, Jesucristo es contemporáneo a los hombres en la vida de la Iglesia. Destaca la liturgia como lugar privilegiado de la Palabra de Dios y subraya el nexo vital entre la Sagrada Escritura y los sacramentos, en particular, la Eucaristía. Especial novedad reviste el n. 56 del documento dedicado a la sacramentalidad de la Palabra, como aspecto significativo del Sínodo, que permite entender, como dice San Jerónimo, que «el Evangelio es el Cuerpo de Cristo» y que «el Cuerpo de Cristo y su sangre es realmente la palabra de la Escritura». El documento afirma que «Cristo, realmente presente en las especies del pan y del vino, está presente de modo análogo también en la Palabra proclamada en la liturgia».
El texto apela a una proclamación digna y preparada de la Palabra en la liturgia, realizada tanto por hombre como por mujer, desde el ministerio del lectorado e insiste en la necesidad de la preparación bíblica de la homilía. Destaca asimismo la importancia la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia, tanto en la pastoral y en la catequesis como en la formación y en la oración. La tercera parte, 'Verbum mundo', muestra el deber de los cristianos de anunciar la Palabra de Dios en el mundo como misión esencial de la Iglesia. Destaca el compromiso con el mundo en la búsqueda de la reconciliación, la justicia y la paz entre los pueblos. Dedica una atención particular a los jóvenes, los emigrantes, los que sufren y a los pobres, que son también agentes de evangelización. Finalmente se pone de relieve la relación entre la Biblia y la cultura y las demás culturas y religiones en clave de diálogo.
