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Los obispos europeos alertan contra la “terrible” tentación del populismo y de los nacionalismos

Sat, 20 Sep 2014 09:01:00
 

Tal y como estaba previsto, en la tarde del jueves, día 18, dieron comienzo en el Seminario Conciliar, las II Jornadas Sociales Católicas por Europa que, con el lema “La fe cristiana y el futuro de Europa” que, se van a desarrollar hasta el próximo domingo, 21 de septiembre.

En la presentación del encuentro intervino el cardenal Reinhard Marx, Presidente de la COMECE, quien ha explicado que los obispos que integran dicho organismo “estamos comprometidos con la Unión Europea. Europa es una entidad difícil, fascinante. Para nosotros es importante acompañar la vida de esta parte de la comunidad europea, que de alguna manera es el motor de toda Europa, aunque no es Europa”. Los Obispos de la COMECE, ha dicho, “quieren implicar a los católicos europeos en el diálogo con los católicos europeos”. Por eso, el encuentro que ha comenzado hoy “se va a concentrar en la dimensión social de la persona humana y la vida común en Europa. Queremos identificar la solidaridad en Europa de cara a esta crisis, y alentar la participación europea a la civilización del amor. Queremos alentar a los cristianos a luchar por la civilización del amor en Europa”, apuntó.

Recordó que se está celebrando el Centenario del inicio de la I Guerra Mundial, que los obispos europeos conmemorarán con un encuentro de oración y una Misa en la Catedral de Verdum. “Si leemos las cartas de los obispos Europa que hablan de esa guerra, en ellas vemos que el espíritu del nacionalismo era tremendo”, aseguró. Por eso, aludió a la necesidad de “poder recuperar el espíritu de unificación de Europa para trabajar para la Paz y la libertad hoy”.

La tentación del populismo

En Madrid, explicó, “vamos a hablar de los valores cristianos que tenemos que subrayar en nuestros directivos de la Unión Europea”, destacando el hecho de que casi la mitad de los diputados europeos son nuevos. Para el Cardenal Arzobispo de Múnich, “es una oportunidad increíble para los cristianos Europa el poder movilizar la creatividad, sus compromisos, sus ideas… Con el fin de relanzar la dinámica y nuevas propuestas a los directivos de la Unión Europea”. “Debemos, dijo, comprometernos todos en los debates europeos y participar en la construcción de una Europa más justa y social”.

Destacó como un “signo importante” la próxima visita del Santo Padre al Parlamento Europeo, manifestando su “alegría” por la misma.

A su juicio, la “dimensión social europea es el nuevo horizonte. La crisis económica es difícil para todos. La tentación del populismo se ve por doquier, y es terrible. Encerrarnos en nosotros mismos es un error. Los nacionalismos son terribles”. Ante esta situación, destacó que “los retos encaran la fuerza de la fe. Vamos a trabajar a la luz del evangelio para encarar los retos: de la juventud, la familia, la inmigración, el trabajo, etc… los cristianos pueden trabajar para mejorar la situación e inventar un nuevo camino”.

Concluyó expresando su deseo de que “estas jornadas nos permitan mirar con confianza nuestro deber: que en todos los continentes podamos vivir en justicia, paz y libertad”.

La levadura de Europa

A continuación tomó la palabra Mons. Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova, Vicente-Presidente del CCEE, para quién “estas jornadas son un acto de amor hacia Europa. Los obispos, la Iglesia, quieren estar dentro de Europa”. Explicó que la CCEE, que “reúne a todos los secretarios de Conferencias Episcopales europeos, tiene un objetivo más pastoral, más eclesial: actualizarnos recíprocamente, intercambiar experiencias, individualizar criterios y actuaciones para estar más presentes en el tejido europeo como levadura, y dar nuestra contribución”.

A su juicio, los cristianos “tienen que ocuparse de la sociedad porque tienen en el corazón el bien de la persona con la luz de Cristo”. “No podemos escapar del mundo, dijo, sino estar en las distintas fronteras que la sociedad nos ofrece”, porque “Europa necesita en este momento un suplemento de humanismo: lo vemos todos”. A su juicio, “una Europa que no haya formulado, interiorizado una visión que no vaya a resolver solamente problemas inmediatos, no puede resistir. Será una presencia débil en el mundo”.

Por eso, apostó por los valores. “El camino de humanidad, el diálogo se da cuando tenemos algo hermoso para decir. Y Europa no puede perder este patrimonio, olvidarse de sus propios orígenes, cancelar la propia historia”. “La cultura ampliamente humanista, señaló, que encontró su cuna en Europa, va a ser reemplazada por un individualismo sin límites, sin relaciones, que en nombre de una autonomía absoluta entrega al individuo a sí mismo y lo aísla, lo deja afuera de sus semejantes, y lo descarga de la sociedad. La cultura individualista libera al hombre de su libertad. El resultado es la soledad extrema de cada uno”. En este contexto, prosiguió, “uno se encuentra en compañía de sí mismo en los momentos más trágicos, en los más duros… En ligar de estar acompañados por una colectividad con leyes adecuadas, se encuentra consigo mismo, solo pero libre. Es lo que el Santo Padre denominó: las dos alas. Hay que tener cuidado con la cultura del descarte”, advirtió.

Desde la CCEE, dijo, “queremos ayudar a Europa a no perder la propia alma y anularse a sí misma”, a través de las distintas formas de caridad: obras de misericordia corporales y obras de misericordia espirituales. Y es que, aseguró, “en los países más ricos tenemos que pensar que la caridad no tiene confines”.

Portadores de esperanza

Por último, el Secretario de Cáritas Europa aseguró que “los cristianos europeos debemos ser portadores de esperanza”. Lo que hace Cáritas, dijo, “es la genuina expresión de amor al prójimo de la iglesia. Atender a las personas, pero ir más allá. Y Cáritas Europa pide a Unión Europea acabar con el hambre en el 2025







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