Europa se convierte en verano en un hervidero de peregrinaciones, y entre ellas, siguiendo la llamada Vía San Martín, está la de la Guardia Suiza Pontificia, el ejército más pequeño del mundo. Ciento diez hombres que harán el recorrido en tres turnos para honrar a su patrón, San Martín de Tours (316-397).
A los quince años Martín había ingresado en la guardia imperial romana. Una noche del año 337, a las puertas de Amiens, viendo tiritar de frío a un mendigo, le ofreció la mitad de su capa de soldado romano. La noche siguiente, Cristo mismo, vestido con esa media capa, se le apareció para agradecerle el gesto, y Martín se hizo cristiano.
Tras dejar el ejército, bautizarse y consagrarse a la evangelización y a la lucha contra las herejías gnóstica y maniquea, en el año 370 fue nombrado obispo de Tours, desde al morir empezó a difundirse su devoción, que le ha convertido en patrono de los soldados, y en particular de los soldados del Papa.
Dos peregrinaciones
En el año 2007, para celebrar el quinto centenario de la fundación del cuerpo por el Papa Julio II, los guardias suizos peregrinaron hasta su tumba, en Touraine.
Y ahora lo han hecho hasta la ciudad húngara de Szombathely, donde nació, dentro de un periplo en el que pasaron también por Austria y Eslovaquia, siendo recibidos siempre con el afecto que se tienen por este cuerpo que, si bien desde la pérdida de los Estados Pontificios no tiene la importancia de otros tiempos, es algo más que una guardia de honores.
Los jóvenes fueron homenajeados por las autoridades locales, rezaron ante el altar de San Martín de Tours y emprendieron camino de regreso.
Benedicto XVI tiene un particular aprecio por la Guardia Suiza, evocando su historia y en particular "la valentía y el coraje de los primeros conferederados que en 1527 [cuando el saco de Roma] defendieron con total abnegación y hasta la muerte la persona del Soberano Pontífice, escribiendo con su sacrificio una importante página de la historia de la Iglesia".
