Palencia/ESPAÑA.- Del 18 al 25 de este mes de enero se celebra la Semana de Oración por la Unidad de todos los cristianos. El lema de la jornada de este año es: “Todos seremos transformados por la victoria de Nuestro Señor Jesucristo”. Esta semana se nos invita a profundizar de manera especial en nuestra fe y a promover la unidad de todos los bautizados, una tarea que nos incumbe a todos y saber ver este compromiso con los ojos de la fe y no según los criterios humanos de éxito y fracaso, es fundamental.
Palencia celebra el Octavario con varios actos
La delegación de Relaciones Interconfesionales en la diócesis de Palencia ha programado diversos actos para vivir con mayor profundidad esta semana de oración. Así, la apertura de esta semana será el miércoles 18, con una charla coloquio dirigida por el profesor de Teología de la Universidad de Burgos, Santiago del Cura quien impartirá una conferencia bajo el título: “Donde está Dios, hay futuro”. La conferencia se celebrará en la Casa de la Iglesia a las 20 horas.
Por otro lado, el viernes 20 de enero, se ofrecerán dos testimonios luteranos a cargo de la alemana, Susanne Schlingmann y la húngara, Noémi Gyöngyvér Szabó. Ambos testimonios podrán escucharse en la Casa de la Iglesia a las 20 horas.
Finalmente, la clausura de esta semana de oración por la unidad de todos los cristianos tendrá lugar el miércoles 25 de enero con una celebración en la Iglesia de San Agustín que estará presidida por el Obispo de la Diócesis, monseñor Esteban Escudero. Dicha celebración contará con la actuación de las hermanas agustinas del Monasterio de la Conversión de Becerril de Campos.
La clausura comenzará a las 20 horas en la Iglesia de San Agustín (en la calle Mayor). El camino hacia la unidad pasa por vivir intensamente y coherentemente la propia fe, sin adulterarla, ni ceder a las presiones del secularismo. Pasa por no avergonzarse de dar testimonio público de ella. Pasa por comprometerse con los demás cristianos, los creyentes de otras religiones y los hombres de buena voluntad por la justicia y la paz en el mundo, por la defensa y promoción de la vida humana y de la familia fundada en la unión estable y abierta a la vida de un hombre y una mujer. Pasa, en definitiva, por una conversión real y profunda, por una configuración cada vez más plena a Cristo muerto y resucitado, haciendo nuestra por la fe su victoria sobre el pecado y la muerte y manifestándola a través de nuestras obras. La nueva evangelización a la que se nos convoca pide también de todos nosotros un mayor esfuerzo ecuménico para que nuestro testimonio cristiano sea más creíble.
Como destacó el Santo Padre en su viaje a Alemania: “Lo más necesario para el ecumenismo es sobre todo que, presionados por la secularización, no perdamos casi inadvertidamente las grandes cosas que tenemos en común, aquellas que de por sí nos hacen cristianos y que tenemos como don y tarea”.
