Santiago de Compostela/ESPAÑA.- El arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Julián Barrio Barrio, ha escrito una carta pastoral con motivo del Octavario de oración por la unidad de los cristianos. En ella, señala que “el verdadero ecumenismo va acompasado por ‘el diálogo teológico, pero también por el de la caridad’, y afecta a la dimensión espiritual de nuestra vida y de nuestro testimonio cristiano”.
Para Mons. Barrio, “esta actitud ha contribuido a que muchos han experimentado el amor por Cristo que nos invita a una colaboración concreta al servicio del Reino de Dios”. Y señala que “se han desarrollado varias formas de colaboración, entre las cuales, además de las de por la defensa de la vida, por la salvaguardia de la creación y para combatir contra la injusticia, ha sido importante y fructífera la del campo de las traducciones ecuménicas de la Sagrada Escritura”.
Prosigue afirmando que se trata de una colaboración “vivida por muchas de nuestras comunidades en medio del mundo, promociona nuestras relaciones ecuménicas que hemos de vivir con autenticidad y credibilidad”.
Además, recuerda que “la unidad por la que oramos exige la renovación de algunas formas cotidianas de vida eclesial y requiere la voluntad de superar prejuicios sedimentados por la historia, de abrirnos unos a otros, y de dar y recibir los dones en intercambio, con el fin de poder verdaderamente entrar en la nueva vida propuesta por Cristo, que es la única verdadera victoria”. “El espíritu ecuménico conlleva comprometerse con esperanza en una misión común a derribar el ‘muro de separación’ (Ef. 2,14) y conducir a las iglesias hacia la unidad visible, señalando las áreas en las que convergemos, como los aspectos en los que es necesario seguir reflexionando. “Lo más necesario para el ecumenismo es sobre todo que, presionados por la secularización, no perdamos casi inadvertidamente las grandes cosas que tenemos en común, aquellas que de por sí nos hacen cristianos y que tenemos como don y tarea”.
“Nada tiene que ver, añadió, el ecumenismo con el proselitismo y con el fenómeno del sincretismo. Se busca “afrontar con serenidad y empeño los elementos que aún nos dividen. No se trata, sin embargo, de un empeño según categorías, por así decirlo, políticas, en las que entran en juego la capacidad de negociar o la mayor capacidad de encontrar compromisos, por lo que se podría esperar, como buenos mediadores, que tras un cierto tiempo se llegue a acuerdos aceptables para todos”.
Hizo alusión a las palabras de Benedicto XVI, cuando habló de que “el ecumenismo hemos de recorrerlo en la oración y en la penitencia” y afirmó que “la unidad no la hacemos nosotros, la hace Dios”. Por tanto, “dialoguemos, cooperemos y sobre todo recemos en el itinerario hacia la plena unidad”. Concluyó pidiendo que “avancemos en la promoción de la unidad plena y visible de la única Iglesia de Cristo”.