Con motivo de la Jornada de la Infancia Misionera, que se celebra el
próximo domingo 22 de enero, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª
Rouco Varela, ha dirigido una carta a los niños en la que les explica
que el lema elegido para la Jornada de este año es “Con los niños de
América…, hablamos de Jesús”.
“En los últimos años, en la
celebración de la Jornada de la lnfancia Misionera, hemos ido
recorriendo los distintos continentes de nuestro planeta tierra,
siguiendo el mandato de Jesús de "ir al mundo entero" para llevar a
todos la alegría de la salvación que está en É1, en conocerle y amarle.
Para eso nació en Belén, como hemos celebrado en las pasadas fiestas de
Navidad, y para eso murió en la Cruz y resucitó, como celebramos en la
Santa Misa”. “Ya hemos ‘ido’, con el pensamiento y con el corazón, a
Asia, hemos pasado por África y, el año pasado, tuvimos la oportunidad
de conocer un poco mejor Oceanía. En este año 2012 nos vamos a acercar a
un continente que está lejos por la distancia de los kilómetros, pero
que es muy cercano a nuestro corazón: América”.
“América es,
sin duda, el continente que mejor conocemos después del nuestro, que es
Europa. En primer lugar, porque comparten con nosotros las mismas raíces
cristianas, que allí llevamos, sobre todo, los españoles en la gran
empresa que fue el descubrimiento y la evangelización del "Nuevo Mundo",
que así se llama también el continente americano; y en segundo lugar
porque, ciertamente, son muchos los niños y niñas que han venido de
aquellas tierras a compartir con nosotros la vida, lo que somos y
tenemos, unos y otros”, señala. “”s donde vive el mayor número de
católicos del mundo”.
“Los misioneros españoles y portugueses
llevaron la fe en Jesucristo, "el Camino, la Verdad y la Vida", a los
hombres y mujeres, a los jóvenes y a los niños que vivían en aquel
inmenso continente americano. Hoy, los misioneros continúan esa labor,
manteniendo viva la de los cristianos y evangelizando a tantos que aún
no conocen a Dios, para que encuentren la alegría de la Salvación.
España tiene una gran responsabilidad ante ellos, y con ellos. Todos
nosotros, los niños también, sentimos una gran ilusión por que, en los
pueblos hermanos de América, Jesús sea amado y alabado”, añade. “Ellos
también rezan, van a Misa cada domingo, quieren hacer la Primera
Comunión y recibir el sacramento de la Confirmación, y en muchísimos
casos con una fe y una piedad muy grandes. Son cristianos, como
nosotros, y precisamente su fe en Jesucristo les ha ayudado a superar
tantas dificultades y problemas que han tenido que sufrir. Ellos y
nosotros, como verdaderos hermanos, tenemos que querernos y ayudarnos,
todos unidos a Jesús, viviendo y hablando con É1, y hablando de Él”.
“Os
invito a todos los niños y niñas a que habléis de Jesús con vuestros
amigos. Si ellos también creen, os ayudaréis a vivir con alegría vuestra
misma fe en Jesús; y si alguno no tiene fe, o no está bautizado,
habladle de Jesús, con vuestras palabras, pero sobre todo con el
testimonio de vuestra vida, y al ver cómo conocéis y amáis a Jesús,
seguro que ellos también querrán hacerlo como vosotros. De este modo,
estáis siendo verdaderos misioneros, que lleváis la alegría de la fe, la
esperanza y el amor de Jesús a los demás, ¡y así también crecerá aún
más vuestra alegría!”.
Explica que el día de la Infancia
Misionera quiere recordar a los niños “que sois misioneros, y lo sois
especialmente en esta Jornada con vuestra oración y vuestra limosna,
rezando por los niños que aún no conocen a Jesús, pidiendo a la Virgen
por los misioneros, para que les abran los ojos a la fe, y ofreciendo
algún sacrificio, renunciando a algo bueno que os apetezca, reservando
un poco, ¡o mucho!, de la paga semanal para ayudar a los niños que no
tienen las facilidades que tenemos en Madrid para recibir formación
cristiana y poder celebrar mejor los sacramentos, y tantas cosas más.
Pero, sobre todo, si entre vuestros compañeros del colegio, vuestros
amigos, incluso vuestros hermanos y familiares, habláis de vuestra fe,
los invitáis a ir a Misa el domingo, a rezar algunos ratos en la
iglesia, a confesar con frecuencia..., ¡entonces sí que estáis viviendo
el espíritu misionero!”.
Concluye afirmando que “vosotros,
queridos niños, igual que los mayores, también podéis ser verdaderos
misioneros. Sabed que rezo por vosotros a Jesús”.