La diócesis celebra la Jornada por la Vida con una Eucaristía y vigilia en la colegiata de San Isidro

En una carta dirigida a todas las parroquias, lugares de culto, asociaciones y movimientos familias, el delegado de Familia, Fernando Simón, explica que en esta jornada «somos convocados para orar por aquellas personas que atraviesan momentos de vulnerabilidad. Es también una ocasión propicia para volver a proclamar el Evangelio de la vida y de la misericordia».

«El sufrimiento por enfermedad o cualquier clase de violencia, la discapacidad, o el atardecer de la vida son transfigurados, como indica el lema de este año, a la luz del amor de Dios manifestado en el Hijo que se une a cada persona, abraza sus sufrimientos, le abre a una nueva fecundidad y le ofrece la esperanza de la vida eterna».

«De una manera particular, este año se nos invita a poner la atención en nuestros ancianos. Todos hemos podido apreciar cómo el Santo Padre, en repetidas ocasiones, ha exhortado a la escucha y respeto de nuestros mayores, sostén, en muchos casos, de las familias y de las parroquias, y memoria creyente de nuestro pueblo. Tenemos una magnífica oportunidad para orar por ellos, agradecer su entrega, esmerarnos en una caridad delicada para que nunca experimenten la soledad, reconocer e impulsar su misión en la Iglesia y proclamar la esperanza del Evangelio que llena de luz el atardecer de nuestras vidas».

Concluye invitando a participar en la celebración del sábado, de manera especial a las madres gestantes, a los ancianos, a las personas enfermas o con discapacidades que puedan asistir y a los voluntarios y miembros de la vida consagrada «que están en la vanguardia de este servicio en la caridad».