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Esperando la Semana Santa

Tue, 14 Apr 2015 18:00:00
 
Inés Robledo Aguirre

Como cualquier acontecimiento importante que se espera en la vida, los cofrades cristianos preparamos nuestra Semana Santa con tiempo, ¡y de qué manera! Anteponiendo nuestros días, celebramos nuestros Triduos, abrimos nuestra Casa Hermandad y así el tiempo de Cuaresma se convierte en una gran convivencia. La Cuaresma se manifiesta a diario en el tiempo de penitencia y mortificación, que no, de tristeza y achicamiento. Es el reto que los cofrades nos marcamos en estas fechas. Son los días santos de la Pasión del Señor.

Nuestra Semana Santa es la continuidad de años de esfuerzo de muchas personas que se tomaron en serio revivir y conservar nuestras tradiciones. Y ahí las tenemos para disfrute de todos los malagueños. Digo para todos, para los fervientes que salen a ver procesiones, para los penitentes que van tras sus Titulares rezándoles en agradecimiento de aquel favor que recibieron. También de aquellos que han desviado el camino y dan a diario la espalda a Dios, pero les gusta, las siguen: es el fenómeno de esa fe popular que tantos tenemos asumido. Y hago hincapié a algo que tenemos que tener presente. Tenemos libertad de expresión, tenemos libertad de pensamiento, podemos manifestar nuestra fe en estos días de la Pasión de Cristo. Un año más saldremos a las calles, con el convencimiento de la respuesta de quienes esperan con la ilusión, el fervor y el respeto del recorrido de sus Cristos y de sus Vírgenes. Por eso existen tantas parcelas, donde se agrupan, diferentes pensamientos y actitudes. Si es escandalosamente profano e hiriente, ¡claro que duele!, pero le duele a muchos porque todos deseamos respetar estos días y estas calles. Muchos valoran el regalo que reciben de la fe de los cofrades, que basándose en la enseñanza de la Iglesia hace que el pueblo se recree de la grandeza de nuestros Tronos y de la belleza de nuestras imágenes. La capacidad de ternura de nuestras Vírgenes, en sus diferentes advocaciones y ese brillo de diamante con el que Dios reparte a tantos su amor al adueñarse de muchos corazones fríos no deja a nadie indiferente. Porque una de las razones más certera de la Semana Santa, es el convencimiento de que Dios dio su vida para acercar al hombre, al camino que le lleva al Cielo.

Por eso, no juzguemos a los que van dando bandazos, de un lado a otro, con aire indiferente a lo que representan las diferentes imágenes, que se encuentran a su paso. Porque ¿tú y yo que sabemos de su interior?, de sus peticiones, de sus amarguras. Comprender a todos y ser feliz es lo nuestro.

Recojo una frase del Papa Francisco: “Que la Iglesia no se convierta en una Iglesia estufa, donde nos conformemos a vivir solo en su calor”

Pero también en el terreno opinable, molesta notablemente expresiones que tratan de dar la vuelta al sentido espiritual que entendemos los cristianos, que son estos días. Se oye con insistencia “Vacaciones de Primavera”, “Semana Cultural”. Eso serán otras fechas, que nosotros respetamos, pero no en estos días. La fe y la cultura, se pueden hermanar por muchas razones, abaladas por la propia historia. Pintores, poetas y escritores han plasmado en su recorrido cultural la grandeza de Dios como arte, como belleza y en el que también se siente su espiritualidad en tantos momentos reflejado de gran belleza. Los grandes pintores han dejado una gran pinacoteca de Vírgenes, recuerdos de la Pasión, Crucifixión etc.

Pero la religiosidad como compromiso es algo diferente, “Es la exigencia personal de cada uno con Dios”. En la cultura se puede matizar la capacidad de ternura de sus creadores. Una actitud nada desechable, pero sin la devoción que siente el cofrade ante sus benditos Titulares, y su compromiso con los mandatos de la Iglesia que también se llama la aceptación gozosa a las verdades que Ella nos revela. Así cada cristiano, libremente, va tratando de vivir, con las limitaciones propias del ser humano, los deseos de ser portavoz de aquello que Jesús nos deja como testamento en su Vida, Muerte y Resurrección. Centrémonos en ese “Esperando la Semana Santa “

Es fácil testimoniar comentarios, artículos, pregones, información de tantos años que en estas fechas se pueden resumir con el calor de comunicar que la Semana Santa no es una semana pasajera. Cada persona que por distintos motivo es invitado a proclamarla, se prepara, consulta y reza, para sacar el mayor jugo a ese mensaje del que es responsable ante el público, que espera ver la Pasión pasito a pasito y sentirla. En estos días, he repasado muchos de esos pregones oficiales. En cada uno de ellos, he encontrado un sabor lleno de ternura, de amor, convencimientos en sus palabras, de lo dicho, y escrito, de lo que querían transmitir, de lo que suelen vivir en el seno de cada cofradía, de lo que en su espiritualidad interior reflejaban, y así esa variedad de testimonios es el colofón de la alegría de vivir en la unión con Dios. Estos días son también, donde cada uno debe sentir su propia responsabilidad. Es la individualidad de cada cofrade, no de cada Cofradía,

Se vive el amor dentro de ellas, porque no podemos olvidar esa frase tan llena de esperanza. “Al atardecer de la vida, te examinaran del amor”.

Una frase que también recojo muy aplicable es: “Al final del camino, habrá unos brazos abiertos, esperándote” del Pregón que pronunció Antonio Banderas, por ser nuestro mejor embajador. Allí estará el Cristo del Perdón, el Señor de la Humillación, con sus brazos atados, el Cristo Coronado de Espinas, el Cristo de la Buena Muerte, el Cristo de la Expiración, y todos los Cristos que representan la Pasión que cada hombre venera, y lleva en su interior.

Leo muchas cosas buenas. Reduciendo sus palabras por motivos de espacios, como hago de otros que, por motivos afectivos, familiares y de cariño les tengo presente. Han sido tres los pregoneros de mi familia, los encargados de ellos y tantos amigos que al paso de mis muchos años también he leído con cariño. Y apunto unas frases que he querido recoger: “Desechar piedras en el camino y allanar senderos nos llevará a la unión del pueblo con el resto de las Cofradías. Días grandes de nuestra bonita Málaga”.

Termino con las mismas palabras que Antonio Banderas refirió varias veces: “Un hombre sin raíces no es nada”.







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