CAMINEO.INFO.- Los Hermanitos y las Hermanitas del Cordero han sido encargados de organizar el rezo de Laudes durante la mañana del próximo 21 de agosto, en Cuatro Vientos. Además, estos consagrados se encargarán de la Liturgia de la Capilla del Obispo durante la semana del 16 al 20 de agosto. Con ellos hablamos de la labor que van a realizar.
-Los Hermanitos y las Hermanitas del Cordero van a colaborar en la JMJ que se celebrará en Madrid del 16 al 21 de este mes. ¿Cuál va a ser vuestro cometido?
- Nuestra misión es dar testimonio del gozo de la vida consagrada y ofrecer la oración, aprender a orar con los jóvenes que acudirán a Madrid porque tienen sed de Cristo y de paz. Lo haremos cada día en nuestra capilla y también en los laudes internacionales del domingo veintiuno en Cuatro Vientos, antes de la misa con el Papa.
Además, las religiosas jóvenes tendremos un pequeño encuentro con Benedicto XVI en el Escorial, y nos han pedido preparar y conducir la oración que precede a su llegada, de nuevo en diferentes lenguas.
- ¿Qué supone para vosotros este cometido? ¿Cómo lo estáis realizando?
- Embellecer la liturgia, cuidar la unanimidad en las voces y permitir a jóvenes de muchos países entender y entrar en una escuela de oración a lo largo de las JMJ pide muchísimo trabajo; ensayos, traducciones de los textos, transposición de los cantos en diferentes lenguas… Y la organización de nuestra propia vida cotidiana, porque estas intervenciones nos piden ser más numerosos que de costumbre, y el abandono y la confianza en la Providencia ha de ser mayor.
-¿Cuál es el objetivo que pretendéis conseguir a través de esta sencilla aportación? ¿Qué mensaje pretendéis transmitir?
- La centralidad de Cristo en la vida de cada uno a través de la Palabra de Dios celebrada y cantada, a través de la alabanza y la acción de gracias que tienen la fuerza de liberarnos de la tristeza. Proclamando la victoria del Cordero y la luz más fuerte que las tinieblas, sabemos que cada joven recibirá al menos algo de la inmensidad de Dios, una palabra de vida que lo fortalecerá en su camino.
Nos atrevemos a proponer a los jóvenes la belleza de la liturgia monástica; parece que no vaya con ellos, que sea un estilo al que no estén acostumbrados, y es cierto. Pero es importantísimo que gusten de un canto que se dirige menos a la sensibilidad y más a lo profundo del corazón. Nuestra sociedad predica lo contrario y tiende a situar a los jóvenes en un nivel superficial de sí mismos. La liturgia monástica se adentra en el ser, y por eso es un lugar de curación, capaz de devolver la verdadera alegría. Esta es, primero, nuestra experiencia personal y también somos testigos de este actuar de la liturgia en los demás, lo vemos continuamente en las diferentes ciudades en que vivimos nuestra misión.
-Aunque lleváis más tiempo en la diócesis, desde hace un año las Hermanitas del Cordero atienden pastoralmente la Capilla del Obispo. ¿Cómo estáis preparando, desde este lugar tan emblemático de Madrid, la JMJ?
- Estamos muy agradecidas por disponer de este lugar, céntrico y de fácil acceso. En la Capilla nos reuniremos unos setenta hermanos y hermanas de diferentes países de Europa y América, esto nos permitirá poder acoger y dar testimonio en muchas lenguas.
A partir del 16 de agosto proponemos una pequeña “escuela de oración”, queremos aprender a orar de día y de noche con santo Domingo, nuestro patrón, contemplando y viviendo con él los misterios de la vida de Jesús. Cada celebración litúrgica de los “modos de orar de santo Domingo” será precedida por una introducción-enseñanza de una de nuestras primeras hermanitas. Tendremos además momentos de adoración y confesiones.
Los textos de la liturgia estarán disponibles en español, francés, inglés, alemán, italiano y polaco.
(Habrá traducción simultánea de las introducciones a los oficios y de los testimonios.)
- De fundación francesa, tanto las Hermanitas como los Hermanitos del Cordero tenéis una historia muy rica en la entrega y el amor a los demás, en especial a los jóvenes y a los más pobres. ¿Cuál es vuestro carisma? ¿Qué creéis que podéis aportar a los jóvenes, en especial en esta JMJ?
- En los años setenta, en París, en plena revolución llamada “cultural”, nuestra primera hermanita, entonces hermana en la congregación romana de santo Domingo, empezó a salir al encuentro de los pobres con jóvenes universitarios. Estos encuentros hacían nacer en ellos la pregunta de todo hombre ante el mal y el sufrimiento. En una noche de oración, un poco más tarde, en Vézelay, la hermanita Marie le preguntaba con insistencia esto mismo al Señor: “¿Por qué parece que venza el mal?” Y el Señor no tardó en responder con su Palabra: “Cristo, en su carne, en su persona, ha matado el odio” (Ef 2, 16)…Es Él, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, todo el mal del mundo.
De esta Palabra nace la Comunidad del Cordero o.p, que vive en la unanimidad de la vida fraterna, teniendo una “sola alma y un solo corazón vuelto hacia Dios.” (Regla de san Agustín)
Es una Comunidad de vida contemplativa. Por medio de la Eucaristía cotidiana, la Adoración Eucarística y las grandes liturgias del oficio divino, de día y de noche, se nos revela el misterio del Cordero: El Cordero es Jesús, pobre y crucificado, que se ofrece a nosotros mendigando nuestro amor.
Así, testigos del misterio del Cordero vivimos nuestra vida de misión, como peregrinos, orantes, pobres y mendicantes, tras los pasos de santo Domingo y de san Francisco, vamos al encuentro de los más pobres de este mundo para que todos, ricos y pobres, reciban la luz del Evangelio:
Tras los pasos del Cordero, enviados por la Iglesia “como corderos” en medio del mundo, en camino, “heridos, no dejaremos jamás de amar.” (lema de la Comunidad)
La Comunidad del Cordero, «un retoño nacido del tronco de la Orden de Predicadores» (Fray Vincent de Couesnongle o.p.) está constituida por una comunidad de hermanitas, por una comunidad de hermanitos, y también participan del mismo carisma laicos, jóvenes, sacerdotes diocesanos…
A los jóvenes, durante estas Jornadas, les ofrecemos sobre todo participar de nuestra vida contemplativa, seguros de que cuanto más miren a Aquél que lo ha dejado todo para venir a buscarnos en nuestra pobreza, más recibirán la llamada y la misión de acompañar a los demás hombres en su sufrimiento, y cantarán juntos la victoria del Cordero y su Resurrección.
