CAMINEO.INFO.-Los progresistas de nuevo cuño, esos que en teoría están ya haciendo las maletas para abandonar el Gobierno de España y sus alrededores, siguen erre que erre con su ideología y la mal denominada “violencia de género”. Esa que marca a todo varón macho como animal peligroso y propenso a sobrepasarse con las hembras cuando se le hinchan las narices y que lo criminaliza ante cualquier denuncia, sea falsa o no.
Los progresistas de nuevo cuño, esos que se van y también los que se quedan y llegan ya, celebraron concienciados del todo el “Día contra la violencia de género”. Y uno se pregunta cómo es posible que se haga tanta demagogia con este tema y que no se tome ninguna medida que sea eficaz para luchar contra todo tipo de violencia. Por eso pregunto a estos progresistas: Cuando una niña le pega un bofetón a un niño, ¿es esto “violencia de género”? Cuando una madre coge por los pelos y arrastra por el suelo a la maestra de su hija, ¿es esto “violencia de género”? Cuando un padre beodo golpea al profesor de su hijo, ¿es “violencia de género”? Cuando una mujer impide, incumpliendo una sentencia judicial, que su marido vea a sus hijos, ¿sería esto “violencia de género”? Cuando unas “progresistas” se desnudan dentro de la capilla de la Universidad Complutense de Madrid… ¿qué demonios es esto?
Minutos de silencio, pulseras electrónicas, teléfonos de emergencia, patrullas especiales, condenas enérgicas, invención y manipulación terminológica, criminalización masculina, medidas y más medidas que no están sirviendo para reducir el número de mujeres asesinadas ni el número de suicidios de hombres desesperados. Violencia que nace de nuestro interior, del odio que aflora sin control, de la soberbia que nubla la vista, del desconocimiento de una realidad profunda: en todo ser humano está latente la huella del pecado de nuestros primeros padres. Nadie es capaz, por sí sólo o por su cara bonita, de ser una persona cabal, auténtica, de una pieza, noble, veraz, pacífica, honrada, bondadosa… Y a los hechos me remito.
Para ser personas de una pieza, para poner freno a esta violencia que nos abruma, necesitamos una ayuda extra que no nos puede dar la legislación, la policía o la cadena perpetua. Sí, necesitamos una ayuda extra que sólo Dios nos puede regalar si se la pedimos con humildad, siendo conscientes de la verdad, que somos muy poca cosa si nos soltamos de su mano. Y a los hechos me remito…