Estamos sumidos en una profunda crisis que no es tan solo económica, sino más bien consecuencia de la crisis moral que a todos nos afecta. Esto es una evidencia que pocos pueden rebatir o negar. Sí, tan evidente como que la Tierra gira alrededor del Sol o como que el ser humano es el único animal capaz de filosofar.
Pero la cosa no queda ahí, pues también ha quedado demostrado en numerosas ocasiones que el ser humano es capaz de negar lo evidente y de ir en contra de su propia condición natural, propiciando el exterminio de sus semejantes y su autodestrucción. Ha quedado demostrado que tropezamos una y otra vez con la misma piedra y que no aprendemos de la historia, esa maestra de vida que tanto nos podría ayudar para salir antes y mejor de esta crisis.
Somos capaces de negar la evidencia, y es por eso que un año más unos pocos han de salir a la calle en defensa de la vida de todo ser humano, desde el momento de su concepción y hasta su muerte natural. Este sábado 6 de abril se celebra el Día Internacional de la Vida con el lema “Sí a la vida”. Y uno se pregunta cómo es posible que haya que reivindicar un año tras otro que se respete la vida de todo ser humano.
Y la respuesta la encontramos en esta crisis moral que a todos nos afecta y que no cesará mientras no miremos con valentía y sinceridad en nuestro interior, con la intención de quitar todo aquello que nos estorba para llegar a ser personas de bien. Y después… no nos vendría nada mal pasar también por el confesionario. ¿No creen?
