Algunos estudiantes universitarios van de listillos por la vida y es que, en el fondo y en la forma, la ignorancia sigue siendo muy atrevida también en estos tiempos de crisis. Y por eso, a la vista de todos, optaron por negar el saludo al Ministro de Educación, el señor José Ignacio Wert, cuando fueron a recoger de sus manos los Premios Nacionales de Fin de Carrera.
Ante tal desplante, uno siente vergüenza ajena al contemplar que estos estudiantes, por muy brillantes que sean sus expedientes, han pasado por la Universidad sin aprender una máxima incuestionable: El respeto a las personas está por encima de cualquier opinión o ideología. Y es que, cuando uno es incapaz de tratar con delicadeza al que piensa diferente, demuestra una falta de educación evidente y una soberbia que le incapacita para ocupar un puesto de responsabilidad en nuestra sociedad.
La ignorancia es muy atrevida, pero también puede ocasionar graves perjuicios a los que se jactan de ella. Y es que, sin pretenderlo, algunos de estos estudiantes, y gracias a sus desplantes, se han autoexcluido de futuros proyectos de investigación y de determinados puestos de trabajo. A lo hecho, pecho. ¿No creen?