La otra crisis: Imaginaria espera

Siempre había sido un soñador, un buscador de situaciones idílicas donde poder materializar sus sueños de grandeza. Cuando el trabajo le asfixiaba, deseaba disponer de algo de tiempo libre para escribir cuentos y, de ese modo, ganar más y más dinero con reediciones ilimitadas y premios literarios por doquier.

Cuando disponía de ese anhelado tiempo, en época de vacaciones, enfermedad o desempleo, se desesperaba por no poder dedicarse a su “verdadera y activa vocación”, y así le pasaban las horas sin teclear ni una sola palabra de aquellos cuentos imaginarios que no magníficos.

A todos nos puede pasar algo parecido y no saber aprovechar el tiempo presente, la situación actual, quedando a la espera de un futuro ideal que quizá nunca llegue, y si llega, no satisfaga nuestras extravagantes expectativas. Así que más vale pájaro en mano que cien volando, dejarse de ensoñaciones y apechugar con nuestra madura realidad con ese entusiasmo de los comienzos.