La otra crisis: Integrismo lingüístico

Resulta encomiable la labor que se realiza en algunos centros educativos de la Comunidad Valenciana para preservar nuestra lengua autóctona. Y ahí tenemos a muchos alumnos y maestros expresándose en valenciano dentro y fuera del aula, pese a que su lengua materna; y la que utilizan de normal fuera del ámbito escolar; es el castellano.

Sí, y ahí están todos los castellanoparlantes, un día tras otro, realizando verdaderos esfuerzos por traducir sus ideas “pensadas en castellano” y hacerse entender… ¡con lo fácil que sería expresarse, unos y otros, en su lengua materna!

Sí, todo este esfuerzo es de agradecer siempre y cuando no olvidemos que toda lengua busca facilitar la comunicación. Es por ello que no habría que recalcar que lo primero son las personas y en segundo término está la lengua que cada uno le venga en gana utilizar. Por desgracia, hay que recordarles a algunos que la lista de “lenguas muertas” es larga y que no por ello se ha paralizado el progreso de la humanidad o ha menguado la dignidad de las personas.

Pues eso, que sería maravilloso que nuestra lengua valenciana se mantuviera viva hasta el final de los tiempos, pero que tampoco se acabaría el mundo si, por necesidades comunicativas o una decisión libre de la ciudadanía, llegase a desaparecer. Porque toda lengua es un medio y no un fin en sí misma, porque las personas que hablan diferente se merecen un respeto y porque lo importante no es el cómo sino el qué. Ahí queda eso.