Algunos están la mar de contentos, y más aún unos cuantos dirigentes activos del Partido Popular que empiezan a mirar al futuro con optimismo de perpetuación. Y todo porque la cifra de parados españoles ha alcanzado ya la cifra que dejó el desgobierno de Zapatero. Sí, como si tener cuatro millones y medio de parados fuera algo para celebrar y felicitarse. ¿Será posible?
Pues resulta que aquí en Valencia tenemos más que motivos para censurar el ambiente de euforia mediatizada que algunos se han sacado de debajo de la manga. Y es que en esta Comunidad Valenciana, donde gobierna el Partido Popular desde hace un montón de años, y quizá no por mucho tiempo más, acaban de despedir a veintinueve maestros de Religión de la escuela pública que tenían contrato indefinido.
Algunos están la mar de contentos, pues creen que podrán seguir viviendo de la política, a costa de todos nosotros, gracias a la mejora de la cifra del paro. Y están del todo equivocados, pues esta crisis no es tan solo económica y les va a afectar aunque el paro caiga en picado un mes tras otro hasta las próximas elecciones del 2015. Y su contento se convertirá en pesar, en peligrosa desesperación, pues fuera de la política son incapaces de sobrevivir. Su nula preparación y experiencia profesional les incapacitará para salir ellos mismos de esa lista del paro que tanta esperanza hoy les da.
Mientras tanto, aunque aquí en Valencia lamentamos el despido de esos veintinueve maestros de Religión, sí que tenemos más que claro que estos docentes, por su preparación, experiencia y profesionalidad, van a ser capaces de encontrar un nuevo puesto de trabajo, y así pagar sus impuestos para costear los subsidios de los que en el año 2015 van a dejar de ser políticos en activo del Partido Popular. Ahí queda eso.