Los maestros valencianos hemos sido los primeros en pasar la reválida anual. Sí, esa que nos ponen padres porque pueden ejercer su derecho constitucional a decidir con libertad para que sus hijos reciban la formación moral y religiosa que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
Así es. Como ocurre año tras año, los maestros de religión tenemos que recibir el visto bueno de las familias. Y es que, gracias al derecho constitucional que les asiste, pueden optar a que sus hijos reciban o no la asignatura de religión. Y así, sin presión alguna, porque les da la real gana, son muchas las familias que desean que sus hijos reciban una formación que esté de acuerdo, o quizás no, con sus propias creencias.
Por eso, cuando uno escucha al socialista Pedro Sánchez hablar de "sacar" una nueva ley de "libertad religiosa", se pregunta si se le habrá olvidado el artículo 27 de nuestra Constitución; ese que en su punto primero habla de la libertad de enseñanza.
Por eso, cuando uno lee el programa electoral de Izquierda Unida o de Unión Progreso y Democracia; donde de forma expresa se dice que el área de religión debe salir de la escuela; se pregunta si desconocen el significado de la palabra libertad o si están en contra de una gran verdad: los padres son los que tienen el derecho primigenio a la educación de su prole y no el gobierno de turno. Ahí queda eso.