Portada
Vaticano
Realidades Eclesiales
Iglesia en España
Iglesia en América
Iglesia resto del mundo
Cultura
Sociedad

·Homilia Dominical
·Hablan los Obispos
·Fe y Razón
·Reflexion en libertad
·Colaboraciones



 
 

 

 

 

 
Apr 2024
MoTuWeThFrSaSu
1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30          

   


www
Portada:: Razón y Fe:: Fernando Pascual LC.:: ¿Quién tiene el volante en sus manos?

5 / 5 (5 Votos)

CAMINEO.INFO.-




¿Quién tiene el volante en sus manos?

Tue, 22 Sep 2009 07:03:00
 

CAMINEO.INFO / GAMA.- Seguramente para muchos es un martirio. Toman el volante, empiezan a manejar. Alguien está sentado al lado, o detrás, y empieza a dar continuamente indicaciones.

"¡Frena!... Atento al semáforo... Allí delante hay una cámara... No te olvides de la salida... ¿Seguro que revisaste el aceite?... Atrás viene una moto embalada: ten cuidado... No vayas a adelantar ahora... ¿Por qué giraste ahora y no antes?"

El que está al volante siente el agobio de mil recomendaciones. De casi todo lo que escucha ya estaba al tanto. Si alguna vez llegó un buen consejo (y siempre es útil un aviso a tiempo), no se agradece porque el humor está a cien grados y la rabia puede explotar en cualquier momento.

Lo que ocurre en el coche ocurre en muchos otros ámbitos de la vida: en el trabajo, en el hogar, en la escuela, en la parroquia, en el equipo de deportes... Para casi todas las situaciones aparece alguien capaz de dar su opinión y de criticar o corregir lo que indican quienes tienen algún tipo de autoridad.

El fenómeno nos pone ante dos realidades. Por un lado, la sociedad nos ha acostumbrado a dividir continuamente el trabajo. En muchas ocasiones, esta división del trabajo implica que hay alguien, un jefe, que coordina, que manda, que decide. Por otro lado, casi todos podemos ofrecer ideas, iniciativas, sugerencias, a quienes mandan o a quienes llevan adelante un determinado trabajo, por el hecho de que somos seres pensantes, y porque en las actividades humanas existen casi infinitas posibilidades, muchas de ellas opinables: ¿por qué no decir lo que pensamos al "dirigente"?

Miremos por un momento el primer fenómeno: existen personas que mandan. Una escena clásica lo representa de modo muy gráfico. Hace miles de años, los jefes griegos emprendieron el viaje para ir a Troya y conquistar la ciudad. Querían liberar a Helena, que habría sido secuestrada por Paris.

Según la narración de Homero en la Ilíada, Agamenón se había autodeclarado jefe de los sitiadores. Cuando encontraba a alguien gritando, ponía su bastón de mando sobre la persona y le decía: "No es bueno que manden muchos, uno solo sea el comandante".

La idea es sencilla: para acometer una realización humana, no todos podemos mandar. Cada uno, ciertamente, tiene su papel, pero la capacidad de mando queda en pocas manos, a veces en manos de uno solo.

El ejemplo de la carretera con el que inició este artículo está en la línea de lo dicho por Agamenón: uno solo tiene en sus manos volante, freno, acelerador y la posibilidad de tomar decisiones importantes. También es cierto que quienes van en el mismo coche puede abrir la puerta, o asomarse por la ventanilla, o empujar el volante. Otras veces el copiloto simplemente da indicaciones. Pero el éxito o el fracaso del viaje depende, fundamentalmente, de una persona: de su buen o mal juicio, de su prudencia, de su perspicacia, de su espíritu previsor.

Ello no quita que quienes mandan (por oficio o por "casualidad": en una excursión de amigos a veces se pueden alternar las funciones de jefe o someterse a votación), o quienes se sienten con suficientes cualidades como para levantar la voz sobre los demás, puedan pedir consejo y ayuda a los otros.

En ese sentido, existen reglamentos muy precisos en algunos grupos humanos donde no se pueden tomar decisiones sin haber consultado al equipo de "consejeros". Esta costumbre ya existía en el mundo de los monasterios medievales: el abad o superior debía escuchar a varios monjes elegidos por la comunidad (los "consejeros") antes de tomar algunas decisiones importantes.

Algo parecido ocurre en bancos, empresas, universidades, clubs. Existe un presidente u otros cargos directivos. Para temas de mayor importancia, es imprescindible reunir al consejo, discutir y votar. Luego, la decisión puede ser tomada de dos modos, según los reglamentos: por mayoría (con el voto o sin el voto de quien tiene el puesto directivo), o simplemente de modo personal (el director decide, incluso contra el parecer del consejo, y asume toda la responsabilidad).

El mundo democrático ha fomentado la mentalidad de que es bueno someterlo todo a votación. La realidad es mucho más compleja, pues no es posible votar sobre todo, ni todos tienen derecho a voto en muchos ámbitos laborales; y porque una votación mayoritaria no puede alcanzar la mejor opción, que sería más fácilmente alcanzable si se recurre a las personas competentes. ¿Imaginamos qué ocurriría si se votase en el quirófano?

Veamos ahora el segundo fenómeno, que acabamos de vislumbrar en el párrafo anterior: hay quienes se sienten capacitados para opinar sobre casi todo. Porque las decisiones humanas, en muchos campos, pueden variar tanto como cambian las perspectivas, las prioridades, los razonamientos, incluso los estados de ánimo de los directivos.

Es entonces cuando ocurren escenas como la que imaginamos al empezar estas reflexiones: el copiloto no deja de dar ideas, porque hay muchos detalles que tener en cuenta, y porque las opciones del que maneja serían diferentes si tuviese en la cabeza las ideas que tiene el acompañante de viaje.

Si integramos las dos ideas, sólo uno debe mandar, y existen otros puntos de vista que enriquecen el panorama, podemos quizá obtener una síntesis interesante.

En la vida humana no podemos ver la posición de mando como una exaltación despótica de unos hombres o mujeres que deciden todo sin tener que rendir cuentas a nadie. El mando, la dirección, la gerencia, incluso la función del padre o madre de familia, es simplemente un servicio al bien de los demás (la familia, la empresa, la ciudad, el estado). Ver la tarea de mando fuera de esa función de servicio es no haber entendido que quien dirige es, simplemente, un servidor y una ayuda.

A la vez, los subalternos no son simples maniquíes que obedecen de modo automático todo lo que se les pide, o que asisten pasivamente a las decisiones tomadas por otros. Tienen una capacidad de pensar con la que pueden dar ideas, ofrecer opiniones, expresar pareceres. Luego, la decisión queda en manos de quien decide. Lo hará mejor o peor, y todos pagaremos sus errores o nos alegraremos por sus aciertos. Pero es obvio que no podemos vivir en un mundo anárquico donde las autoridades abandonen su puesto para delegarlo a una masa amorfa e indefinida, o donde el volante del coche se mueve según sea el grito del más fuerte.

El volante está en las manos de una persona. Si le dejamos trabajar, y si le damos consejos sólo cuando son oportunos, seguramente lo hará bien. Llegaremos a casa, quizá por un camino un poco más largo, pero con mayor paz, porque en el coche cada quien ha sabido hacer su parte y respetar la parte que correspondía a otros.







Nombre:
Email:
Titulo:
Comentario:




SI QUIERES COLABORAR CON CAMINEO.INFO PULSA DONAR

Preview Chanel Preview Chanel
Camineo.info 2004-2015

PHPCow news publishing script, content management system Review www.camineo.info on alexa.com