Reflexiones de un pensionista viejo.
Las prestaciones del sistema de
seguridad social son uno de los logros más importantes de los estados europeos.
En España comenzó con la implantación del Retiro Obrero en 1919, el Seguro
Obligatorio de Vejez e Invalidez de 1947 y el Mutualismo Laboral desde 1946 a
1966, como sistema complementario de los Seguros sociales, pero desde 1967 pasó
a ser la seguridad social básica y obligatoria, estructurada por ramas de la
actividad económica lo que representó una fragmentación de la gestión que la hicieron
inviable, por lo que quedó extinguido en 1979 pasando al sistema actual que se
gestó en el periodo de la transición a través del Pacto de Toledo.
Pero el tiempo ha seguido corriendo
y se producen notables variaciones, entre las que hay que destacar las
demográficas: aumento de la esperanza de vida y disminución drástica de la
natalidad, que lleva a una sociedad que envejece y necesita cada vez mayores
niveles asistenciales.
El sistema económico y productivo resulta
sujeto a importantes crisis que provocan disminución de los puestos de
trabajos: mucha gente pierde su empleo y los jóvenes tienen grandes
dificultades para incorporarse al trabajo, por lo que se produce cada vez más
tarde.
Por otro lado la globalización
produce una enorme cantidad de movimientos de personas y capitales, la
emigración de personas que intentan escapar de situaciones de conflicto bélico
o de hambruna permanente y llegan a Europa y por tanto también a España, con
más necesidad de prestaciones sociales que posibilidades de trabajar.
Vemos que aumenta el número de
pensionistas mucho más rápido que el de trabajadores, lo que hace inviable el
sistema de reparto de la seguridad social en el que las cotizaciones de los que
trabajan costean las pensiones de los que ya no pueden hacerlo. Cualquiera
puede consultar las estadísticas que mantiene al día la Seguridad Social.
Una medida que se puso en marcha es
el aumento progresivo de la edad de jubilación, pero una cosa es que vivamos
más años y otra que podamos trabajar. ¿Por otro lado si los mayores no dejan
sitios libres, dónde colocaremos a los jóvenes?
Otra medida, que ya está en pestudio,
es la de congelar las pensiones y agotar el fondo de reserva que se pudo
constituir en una periodo de bonanza económica que no esperamos se vaya a
repetir a corto plazo.
Los que cotizamos durante toda
nuestra vida en la confianza de que la pensión resolvería nuestro futuro,
estamos cada vez más inquietos al ver que o no se revaloriza o el aumento es
una broma de mal gusto. (0,25%)
Comprendo que el Estado tiene que
atender cada vez a más obligaciones aunque no veo demasiado esfuerzo en
aligerar el gasto político y
administrativo de las voraces administraciones
(y los que aspiran llegar al poder
ya están pensando en gastar más)
Para resolver el problema es seguro que
subirán los impuestos en perjuicio de todos y seguirán emitiendo deuda, es
decir, pidiendo prestado y menos mal que tenemos el euro que no puede ser
devaluado como lo hicieron con la peseta, pero ¡cualquiera sabe cómo va a ser
la evolución de la Unión Europea!