Lo que
pienso como usuario ante nuestro sistema de salud
El derecho a la salud en un estado
intervencionista como el nuestro ha sido diseñado como universalización de la
asistencia sanitaria, de lo que nuestros políticos se sienten muy orgullosos,
quizás con razón, pero como usuario del sistema quiero hacer algunas
reflexiones.
Durante la mayor parte de mi vida
afortunadamente no tuve que ir al médico pero al llegar la vejez compruebo que
el sistema de salud no es tan maravilloso como creía. La libre elección de
médico, el envío a especialistas, los problemas odontológicos o la prescripción
de medicamentos no me resultan totalmente satisfactorios.
El médico de familia, el de medicina
general, me lo cambian con frecuencia, sin aviso alguno y la satisfacción de
contar con un médico que conoce mis dolencias resulta bastante intermitente.
Cada vez que llega uno nuevo tiene que estudiarse mi historial médico, sin
quiere y tiene tiempo. Al parecer el tiempo que debe dedicar a cada enfermo resulta
tasado y si entiende que debe derivarme a un especialista he de pedir la
oportuna cita, que puede ser dentro de ocho o diez meses. En algunas ocasiones
me prescribe algún producto con advertencia de que tendré que comprarlo en la
farmacia por no estar incluido entre los medicamentos que van a cargo del
sistema.
En cuanto a la odontología, nuestro
derecho no abarcó nunca la ortodoncia de los niños ni la endodoncia de los
mayores ni, por supuesto, las prótesis. La oftalmología me parece buena,
incluidas las intervenciones quirúrgicas, pero las gafas siempre han sido y son
por nuestra cuenta.
Cuando las dolencias exigen
hospitalización, cirugía o fisioterapia las demoras, hasta que te avisan,
suelen ser notables, salvo que se trate de una urgencia, por falta de camas,
por tener plantas cerradas en verano y cosas por el estilo, pero el que espera
ser intervenido, naturalmente se desespera por la tardanza. Quizás por todo
esto se nos denomina más como pacientes
que como enfermos.
No hay duda de que la organización
hospitalaria puede ser complicada y ahora están en candelero los problemas
andaluces. A veces creo que se hacen las cosas, las inversiones, los proyectos,
pensándolo todo desde la política partidaria: hacer cosas grandes, que se vean,
que nos den votos, fama o lo que sea y después surgen los conflictos que sufren
los usuarios.
El modelo sanitario que nos viene
impuesto desde arriba, modulado además por cada autonomía, no deja ningún
espacio para la libertad de elección de otro
modelo por el ciudadano, aunque, por ejemplo, los funcionarios de la
administración central pueden elegir entre varias compañías aseguradoras y el
sistema de salud general y cambiarse de una a otra si no reciben la atención
que esperan. ¿Por qué no se eligió este sistema para todos?
Por supuesto que la máxima libertad
sería acudir al médico que nos pareciera y abonarle sus honorarios, lo cual no
está al alcance del bolsillo de la
mayoría de los ciudadanos que necesitan tener asegurada la asistencia médica,
pero ¿solamente con nuestro sistema general de salud o podría ser de otra
manera?