Todos los días llegan a nuestras
costas un número creciente de personas procedentes de la llamada África
subsahariana o África negra, sin salida al Mediterráneo. Son países ricos en
materias primas que fueron explotados por los europeos que los colonizaron y
que al llegar la descolonización, que se hizo rematadamente mal, se dio vida a oligarquías nacionales que no
buscaron sacar a sus países de la pobreza sino continuar la explotación de la
gente.
Como partieron de la división
territorial que hicieron los países europeos que se repartieron África, se
encontraron dentro de muchos de esos países distintas etnias que pronto se
enzarzaron en un sinfín de guerras tribales, seguramente instigados por los
antiguos colonizadores que seguían buscando sus propias ganancias.
Pienso que es fácil entusiasmar a
la gente joven de estos países con el paraíso europeo y las mafias, siempre dispuestas a hacer negocio, han
organizado un sistema de transporte, previo pago de su importe, para llegar al
Mediterráneo y saltar a Europa. No es creíble que crucen el desierto
andando para llegar a Marruecos y desde allí cruzar el mar o saltar la valla de
Ceuta.
Claro que estas mafias del
transporte de personas tienen que asegurar la llegada de la clientela. Si
varias expediciones sucumbieran en el mar disminuirían sin duda los
expedicionarios que, recuérdese, pagan un caro pasaje, quizás sufragado por sus
familias.
Como estos mafiosos suelen ser
más avisados que nuestros “humanitarios
gobernantes” ya se encargan de contactar con ONGS que salgan al rescate de
la gente y si alguno se ahoga la culpa será de nuestro gobierno, “que no se cuida suficientemente de los
derechos humanos de estos emigrantes”.
Los inútiles organismos
internacionales, como la ONU, no son capaces de trabajar por el desarrollo del África
negra. Quizás piensan que para terminar con la pobreza lo más eficaz es matar a
los pobres, por eso el interés humanitario de estos tinglados es repartir
preservativos y exigir la legalización del aborto. Esta gente está mal porque tiene
muchos hijos y se quedan tan tranquilos.
Pero no hacen nada para conseguir
unas relaciones comerciales justas, ni por terminar los conflictos tribales, ni
la esclavitud, ni el tráfico de armas…
Visto desde otro ángulo una
España y una Europa envejecidas, es la ocasión de utilizar el medio lento pero
seguro de irlas haciendo desaparecer sustituyendo una población por otra. Quien
se dé cuenta de ello pues a silenciarlo por todos los medios, colgándoles el
sambenito xenófobos o de fachas. Ahí están dos naciones: Polonia y Hungría que
se resisten a someterse a las directrices de “estos más altos y severos
organismos” Unión Europea y ONU.
Esto de los más altos y severos
organismos me trae a la memoria la Cárcel de Papel de aquella, en mi opinión,
magnifica revista La Codorniz de
Tono, Mihura, Kalikatres y Álvaro de la Iglesia, entre otros, cuyo lema era
“donde no hay publicidad resplandece la verdad”.
El papel del reino de Marruecos
en todo esto sería digno de desentrañarlo. Leo que allí están ahora Rodríguez
Zapatero y Moratinos, preparando la visita del Gran Hermano Pedro Sánchez. Seguro que ellos lo arreglan, ¿no?.