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Domingo II T.O: "Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo"

Sun, 16 Jan 2011 07:02:00
 

CAMINEO.INFO.-

Isaías 49, 3. 5-6
Salmo 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10
Corintios 1,1-3
Juan 1, 29-34

Continúan las lecturas de hoy presentando de diversas maneras la identidad de Jesucristo, llegando el testimonio de Juan Bautista a expresar el fundamento de nuestra fe, el fundamento de nuestra vida cristiana: “Éste es el Hijo de Dios”.

Parece que la liturgia al situar este evangelio al inicio del tiempo ordinario nos diga: antes de comenzar a escuchar su predicación y contemplar sus milagros hace falta que clarifiquemos la identidad del que hará todo esto. “Éste es el Hijo de Dios”

El testimonio de Juan Bautista es muy rico, a partir de sus palabras dos ideas.

• Contemplamos hoy como el dedo de Juan Bautista señala a Jesús como aquel que nos libera del pecado del mundo. Nosotros hemos de ser como este dedo de Juan Bautista, de manera que nuestra vida y nuestras palabras señalen que Jesús es el que liberará nuestra sociedad de sus males.

Si lo pensamos nos daremos cuenta que los males nacen del corazón del hombre. Los males internacionales, los males en el mundo de la economía y del trabajo, los males en la familia, los males en nuestras personas, todos nacen del corazón del hombre...

Delante de todo esto exclamamos como San Pablo “¡Desdichados de nosotros! ¿Quién nos librará de esta situación absurda?” Y él mismo responde: “Dios, a quien doy gracias por enviarnos a su Hijo, que nos libera de esta situación”. (Carta a los Romanos)

Esta es la gran esperanza, una esperanza indestructible, que Jesús introduce en el mundo: “Podemos luchar contra el mal y podemos vencer el mal”

Nos hace falta crecer en esta certeza: Jesús nos capacita para luchar y vencer al mal. Y entonces llegaremos a ser como el dedo de Juan Bautista, señalaremos el camino de la salvación.

• La segunda idea que vale la pena destacar se refiere a profundizar la expresión “Cordero de Dios”, porqué es una expresión que nos aparece repetidamente en la misa (en el gloria dos veces, y en la fracción del pan, tres).
¿Qué quiere decir Cordero de Dios? ¿qué nos ha de evocar cuando la sentimos? ¿cuál es su origen? Esta expresión tiene su origen en el éxodo, cuando Dios liberó a su pueblo del yugo de los egipcios. Dios ordenó a los hebreos inmolar por familia un cordero, comerlo a medianoche, y marcar con su sangre el dintel de la puerta. Gracias a este signo en la puerta el ángel exterminador los perdonaría cuando viniera para herir de muerte a los primogénitos de Egipto. Por tanto, gracias a la sangre del cordero fueron rescatados de la esclavitud de Egipto.

Los judíos cada Pascua recuerdan el hecho de la liberación de Egipto, recuerdan que Dios pasó (Pascua) por su vida liberándolos, y lo hacen comiendo un cordero, el cordero pascual.

Isaías también nos habla del cordero, y todo lo que dice encaja de una manera profética con lo que Jesús vivirá en la cruz: Dice así el profeta Isaías: “No tenía presencia ni belleza para que reparáramos en él ni apariencia para que lo estimásemos. Despreciado y abandonado por los hombres. Semejante a aquel de quien se vuelve el rostro, le despreciamos y no hemos hecho caso de él. Sin embargo, él ha llevado nuestras enfermedades, con nuestros dolores se ha cargado, mientras que nosotros le hemos considerado como alcanzado, herido por Dios y abatido, el castigo que nos reporta la paz ha caído sobre él y por sus contusiones tenemos curación. Maltratado, él se doblega y no abre su boca. Como cordero que es llevado al matadero no abre la boca”.

Es a partir de todo esto, y de otros textos, que la tradición cristiana ha visto en Cristo el verdadero Cordero de Dios. ¿Qué hemos de evocar cuando oímos esta expresión? Que Jesús es el cordero que nos libera de nuestro pecado con el precio de su sangre, y así pasamos de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, de la esclavitud a la libertad, y podemos caminar por sendas de justicia y verdad.

En la misa cuando decimos tres veces Cordero de Dios y el sacerdote rompe el pan (en el que està presente Cristo), estamos haciendo presente (con este gesto de romper la forma y con las palabras) que Jesús se rompe, se parte, se da por nosotros totalmente. Es un gesto que hace visible su donación total por nosotros. Gesto que hace falta que sea acogido por nosotros con una profunda acción de gracias (eucaristía).

Es un gesto tan importante que antes en la misa se le decía “fraccio panis” (fracción del pan) porqué entendían que era un momento culminante de toda la celebración.

Yo cuando rompo el pan pienso en personas concretas y le pido al Señor que la plenitud de su salvación llegue a ellas...

Que esta eucaristía nos ayude a ser como este dedo de san Juan Bautista que señala aquel que nos libera de todo lo que no nos deja ser felices...







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