CAMINEO.INFO.- Toda la redención de Jesucristo culminaen la comunicación del Espíritu Santo. Sin esta Solemnidad que hace presente la donación del Espíritu Santo el cristianismo no se entiende.
Sin este acontecimiento, la comunicación del Espíritu Santo, la obra de la salvación de Jesucristo habría quedado en el pasado. Podemos llegar a afirmar que Cristo ha muerto para comunicarnos su Espíritu.
Hace años en un encuentro, un obispo oriental, Ignacio Hazim hizo una plegaria que dibuja perfectamente el sentido del Espíritu Santo en nuestra fe...
Sin el Espíritu Santo
Dios queda lejano Cristo es cosa del pasado El Evangelio es letra muerta La Iglesia una simple organización La autoridad una simple tiranía La misión propaganda El culto un simple recuerdo Y la praxis cristiana una moral de esclavos |
Con el Espíritu Santo
Dios es más íntimo a mi que yo mismo. Cristo es presencia viva El Evangelio es potencia de vida La Iglesia es presencia de JC La autoridad es servicio La misión es Pentecostés La liturgia es memorial y anticipación La praxis cristiana fuente de plenitud personal. |
La vida cristiana no se entiende sin el Espíritu Santo. Y es el gran desconocido... Tenemos una carencia que ha de ser corregida.
Las fiestas litúrgicas re-presentan (vuelven hacer presente) los hechos históricos a que se refieren. Es decir, de un modo misterioso pero real hacen presente el acontecimiento que celebramos para que podamos incorporarnos a él, participar de él.
De manera que hoynosotros, en esta celebración litúrgica, como hace 2000 años los apóstoles y María recibimos el Espíritu Santo. Y esto no es una idea, o una manera de hablar, es una realidad maravillosa.
Una realidad maravillosa en potencia (como una posibilidad), que se convierte en acto (en una realidad) en función de nuestras disposiciones.
Las fiestas producen en nosotros sus efectos según nuestras disposiciones. Esto ya lo vemos en tiempos de Jesús: en función de las disposiciones de la gente que tiene delante puede hacer una cosa o puede hacer otra. Con los fariseos no puede hacer nada, porqué no están predispuestos. En su pueblo Nazaret no puede hacer nada, porqué tampoco lo están.
Hace falta prepararnos, preparar nuestro corazón, para estas grandes solemnidades.
A lo largo de esta semana la proximidad de esta fiesta la hacia muy presente en la liturgia eucarística. De una manera especial en les oraciones colectas, que es la oración que hacemos antes de leer las lecturas, nos iban indicando todas las maravillas que el Espíritu Santo puede hacer en nosotros. Destaco algunas:
•"Derrama Señor, sobre nosotros la fuerza del ES, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras".
Muchas veces sabemos qué hemos de hacer pero nos sentimos con pocas ganas de hacerlo: el Espíritu Santo fortalece nuestra voluntad. El es el principio vital de un cristiano.
•"Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestro obrar concuerde con tu voluntad".
Todos, en algún momento, tenemos dudas de lo qué hemos de hacer. ¡Invoquemos al Espíritu Santo!, él nos mostrará lo que Dios nos ofrece...
•"Por la venida del Espíritu Santo muévenos a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe"
Todos lo intuimos, yo el primero: "tendría que dedicar un poco más de tiempo al Señor", pero siempre queda en un propósito. Pidámosle al Espíritu Santovivir más nuestra fe, que nos mueva a descubrirla más....
•"Renueva en nosotros el prodigio de Pentecostés".
¡Qué poética!, y enlaza con la última... (la de hoy)
•"Derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica"
¡Estamos viviendo otro Pentecostés!. Le estamos pidiendo al Señor que todo aquello que pasó vuelvaa pasar: los discípulos llenos del Espíritu Santo, superando sus miedos, salen a la plaza pública, proclaman la Buena Noticia del Evangelio y la Iglesia empieza a crecer ...
Confiemos y tratemos al Espíritu Santo.
Cardenal Ratzinguer: "La Iglesia es un Pentecostés permanente, no una racionalización permanente".