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Solemnidad de Cristo Rey: Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros

Sat, 19 Nov 2011 23:27:00
 

CAMINEO.INFO.-

Ezequiel 34, 11-12. 15-17; 1
Sal 22, 1-2a. 2b-3. 5. 6 (R.: 1)
Corintios 15, 20-26. 28;
Mateo 25, 31-46

Celebramos hoy la Solemnidad de Cristo Rey, con la cual finaliza, mejor dicho culmina, el año litúrgico.

Parece como si hoy la Iglesia a través de la liturgia nos preguntara respecto a Jesús: “Y después de verle nacer, de conocer su predicación, sus milagros, lo que hacía, lo que decía, después de contemplar su pasión y resurrección, después de recibir su espíritu en Pentecostés, después de todo esto... ¿lo aceptáis como Rey?..., ¿Es realmente Jesucristo rey en vuestros corazones?”.

Vale la pena que en el silencio de nuestra plegaria esta semana nos preguntemos si Él es nuestro Rey, si Él es lo más importante en nuestras vidas, si Él está en nuestro corazón dándole sentido a todo, reinando en todas las dimensiones de nuestra vida...

En nuestra época, donde todo es un poco superficial, relativo, cambiante, leer un evangelio como éste te sitúa en otra dimensión. Porqué todo el evangelio, especialmente el de hoy, está impregnado de seriedad, de densidad, de sentido, de esencialidad.
En definitiva, el evangelio es una llamada a la reflexión, a la responsabilidad, a tomarnos nuestra vida seriamente. Como diremos después en el prefacio: “reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz”. ¡¡Qué palabras!! ...

Debemos valorar como acogemos toda esta seriedad, densidad, sentido, esencialidad, que se deriva de las palabras de Jesús.

Hoy en el Evangelio aparece Jesucristo como rey de la humanidad, sentado en su trono de gloria. Dos gracias podemos extraer de esta magnifica escena que relata Jesús.

La primera es que hay un juicio, pero es un juicio un poco especial. Porqué nadie no nos acusa de nada. Son nuestras obras las que nos acusan. Es nuestra vida, nuestras obras las que nos salvan o nos condenan. No seremos juzgados por nuestras buenas intenciones, o por nuestros sentimientos, sino por aquello que habremos hecho por los pobres y por los necesitados.


Pobres y necesitados entendido en un sentido amplio. Por ejemplo: hacer el voluntariado de vigilar la iglesia para que esté abierta, es hacer una buena obra hacia los “pobres”... porqué aquel que tiene sed de Dios, encuentra la iglesia abierta gracias a un voluntario y puede saciar su sed.

Otro ejemplo: un emprendedor, un empresario, que monta una empresa y contrata a parados está vistiendo al desnudo... y podríamos seguir poniendo ejemplos...

Por tanto, hace falta entender las palabras de Jesús en un sentido amplio, pero no perdamos nunca de vista el sentido literal de estas palabras de Jesús, que son las obras de misericordia, que tienen una gran fuerza y que nos han de remover por dentro...

La segunda idea es que seremos juzgados en el amor, seremos examinados en el amor. Hace unos días me decía una persona, que de vez en cuando viene a hablar conmigo, que había decidido orientar el examen de conciencia que hacía cada noche en un examinarse en el amor. Me decía que quería valorar al final del día como había amado: los gestos, las palabras, los pensamientos, las acciones,... Valorarlo todo desde la perspectiva del amor. Yo desde que me lo explicó también lo hago: ¡me examino en el amor!.

Si a los estudiantes les dijeran las preguntas del examen final, ¡¡estarían encantados!! A nosotros Jesús hoy nos dice las preguntas del examen final: seremos juzgados en el amor, especialmente a los pobres...

Hay una escena impresionante en la película “La lista de Schindler” en la que el protagonista una vez ha liberado a los judíos, cuando el tren ya ha pasado la frontera y bajan del tren, empieza a mirar los rostros de las personas que él ha liberado y entonces llega la escena sobrecogedora en la que él se lamenta desconsoladamente de no haber sido más generoso. Porque, dice él, si hubiera entregado los gemelos de oro, podría haber salvado a dos judíos más, si hubiera entregado la insignia de oro cuatro más …, si hubiera dado el dinero que lleva en la cartera cinco más … Y a pesar del gran bien que ha hecho, llora y llora desconsoladamente por todo el bien que no ha hecho …

Vuelve a aparecer en este evangelio el tema del pecado de omisión. Si podemos hacer el bien y no lo hacemos, estamos pecando. Hasta podemos estar pecando mortalmente. Podemos hacer tanto bien, tenemos tantos talentos. Talentos como tener dinero, propiedades, tiempo disponible, capacidades humanas, etc… ¡¡Podemos ofrecer tanto a los demás…!!

Y acabo citando a Bernanos, en una obra suya “Diario de un cura rural”, expone las conversaciones con diferentes personas del pueblo. Una de estas personas es la mujer rica del pueblo que un día le pregunta: “¿Qué es el infierno?”. Y él responde: “El infierno es no amar”.

Que esta comunión con Jesucristo que ahora viviremos nos urja a amar más. Caritas Christi urget nos.








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