IV Domingo de Adviento: Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, Dios-con-nosotros.

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ISAÍAS 7, 10-14
SALMO 23
ROMANOS 1, 1-7
MATEO 1, 18- 24

Dice la primera lectura: “Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”. Y en el evangelio de hoy se nos ha repetido esta profecía/señal.

¡Esta es la señal que Dios nos da! Hace tiempo recuerdo que una persona entrevistada en La contra de La Vanguardia afirmaba no creer en Dios porque éste no le había dado nunca ninguna señal.

¡Dios sí da señales! ¡Y tanto que sí! Nuestro Dios se ha revelado en la historia del pueblo de Israel, Antiguo Testamento, y llegada la plenitud de los tiempos, la Segunda persona de la Santísima Trinidad ha entrado en la historia, se ha encarnado, y ésta es la gran señal, la gran revelación de Dios.

Lo que pasa es que para captar las señales de Dios podemos tener tres dificultades: a) No querer recibir la señal (mucha gente del mundo no quiere saber nada de Dios). B) Quizá estamos distraídos, pendientes de cosas más materiales. c) El otro problema es que esperemos otras señales. No esperamos la señal que Dios nos da, esperamos otras. Habitualmente, la señal que esperamos es que Dios haga nuestra voluntad, que Dios se ajuste a nuestros planes y ¡cuanto antes! Y la señal es ésta: “La Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros...“. ¡Hemos de descentrarnos!, para acoger su senal.

Cuando a Jesús los fariseos le piden una señal que avale lo que dice, no les da ninguna señal, les viene a decir que Él es la señal.

¿Qué señales esperamos, deseamos, anhelamos? Sólo una, Jesucristo. Todo lo que esperamos de bueno, todo lo que deseamos de bueno, todo lo que anhelamos de bueno, está en Él. Y cuando queramos evangelizar de palabra, no nos liemos: sólo Jesús tendría que salir de nuestros labios.

Hablando de evangelizar... se acercan fiestas que suponen reencuentros familiares, no siempre de los fáciles, qué gran momento, qué gran oportunidad, para ser amable, poner paz, facilitar las cosas, ser servicial, crear buen ambiente, estar alegre, dar conversación al más callado, estar con el más limitado,... Esta es la misión de un cristiano en días como estos... Helder Cámara: “Muchos, el único evangelio que podrán leer eres tú”.

La señal que Dios nos ha dado: un niño, Dios, en el pesebre. Es una señal de amor, de humildad, de servicio, de perdón, de abajamiento. ¡Que esta señal ilumine nuestros comportamientos!

Con cierta frecuencia os hablo de contemplar ciertas realidades, como “Dios nos ama”, “Dios es Padre”, “Somos hijos de Dios”, porque estas contemplaciones vayan impregnando nuestra vida espiritual. La realidad hoy expresada: “Dios-con-nosotros”, también ha de ser contemplada, rezada, pensada, para que vaya penetrando lo íntimo de nuestro ser.

Nos habla de un Dios cercano, presente en nuestra vida, que no nos deja, que está en los buenos y en los malos momentos, y que está allí no como un observador imparcial, sino comunicando vida y vida en abundancia. (Jn 10,10)

Esta expresión “Dios-con-nosotros”, es del primer capítulo de Mateo. Y atención, la última frase del evangelio de Mateo es: “Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo”. No es una casualidad. Los exegetas, estudiosos de la Biblia, lo definen como una inclusión.

Una palabra o una expresión puesta al inicio de un texto y al final, quiere indicar que aquella palabra o expresión marca, ilumina, el sentido de aquel texto.

Por ejemplo, si en el inicio de una parábola, encontramos una palabra y al final la volvemos a encontrar, quiere decir que esta palabra nos está dando la clave interpretativa de la parábola.

Habitualmente, estas cosas no las explico, las aplico y ya está, pero, hoy me parecía interesante destacar esta inclusión, porque nos ilumina que todo el evangelio de Mateo ha de ser entendido bajo esta perspectiva de Dios con nosotros, que camina con nosotros, que se nos revela a nosotros, que nos llama a nosotros,... Dios que forma parte de nuestro presente, de nuestra vida.

Siguiendo con esta idea el ángel le dice a José: “…y tú le pondrás por nombre Jesús”. ¿Qué quiere decir Jesús? Dios salva. Dios-con-nosotros-para-salvar. ¿Salvarnos de qué? continúa diciendo el ángel: “él salvará a su pueblo de los pecados”. Jesús que nos quiere liberar del pecado personal y también del pecado estructural. No olvidemos el pecado estructural, vivimos rodeados de estructuras de pecado contra las que nos hemos de rebelar, y contra las que hemos de luchar. De eso hablaremos otro día …