Solemnidad Santísima Trinidad

CAMINEO.INFO.-

ÉXODO 34, 4b-6. 8-9
DANIEL 3, 52. 53. 54. 55. 56
CORINTIOS 13, 11-13
JUAN 3, 16-18

Dios no es una cosa vaga (como dicen algunos “algo tiene que haber...”) o abstracta, o cerrada en sí misma, autosuficiente. Tampoco es una energía, o una fuerza que está presente en todas las cosas... Nada de todo esto. Por suerte nuestra, Dios se ha revelado.

Y esto es una idea que nos sirve para evangelizar: a los que nos vengan con estas historias (energía, fuerza, algo), les hemos de decir “¿pero no sabes que Dios se ha revelado”, “que Dios a lo largo de siglos y siglos, se ha ido revelando progresivamente, hasta llegar a la plenitud reveladora en Jesucristo?”.

Pero no es sólo una idea que nos puede ayudar a evangelizar, que Dios se revele, es también para nosotros una interpelación. ¡Dios se nos ha revelado! ¡Es preciso que acojamos su revelación! Podemos decir que Dios se ha revelado a la Humanidad, esto es lo que recoge la Biblia, pero Dios quiere revelarse a cada uno de nosotros. De manera que la revelación no sea una cosa que me han dicho, que he leído, sino algo que ha entrado en mi corazón.

En la misa de cada día, en las lecturas, Dios se nos revela. En la oración bien hecha, Dios se nos revela...

¡Dios se me quiere revelar! ¡Hace falta que acojamos, meditemos y oremos su revelación! Es el camino para que las realidades espirituales vayan entrando y transformando nuestra vida. “Es que no avanzo...“quizás porque no hay esta acogida a su revelación...

Decía el Papa Francisco, el año pasado en esta Solemnidad: “La Santísima Trinidad no es un producto de razonamientos humanos, es el rostro con que Dios mismo se ha revelado, caminando con la humanidad, y sobre todo en Jesús de Nazaret.”

En la primera lectura se revela de una manera que a mí me conmueve, diciendo: “Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad”. Lo hemos oído muchas veces, pero no puede dejar de emocionarnos ante un Dios que se revela de esta manera. ¡Admirémonos de la belleza y bondad de su ser!

Encaja muy bien esta primera lectura en la Solemnidad de hoy, porque esta definición nos revela el corazón de Dios. Hoy se nos invita a contemplar el corazón de Dios. San Juan resumirá esta expresión con una sola palabra: “Amor”. “Dios es amor”

En este sentido apunta también el evangelio de hoy: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único…”. Todo es armónico, todo encaja...

Y la manera de ser de Dios, aunque a primera vista no lo parezca, tiene importantes repercusiones para nosotros.

Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Por tanto, de su rostro, de su “nombre”, se deriva una imagen determinada de persona.

Si Dios es unidad dialogal, ser en relación. Nosotros criaturas suyas, reflejamos esta manera de ser. Que en lo concreto, quiere decir que estamos llamados a realizarnos en el diálogo, en el encuentro, en el amor. Amor entendido no sentimentalmente, sino como un don de uno mismo. Por tanto, es necesario que en nuestras vidas haya abertura y relación, vividas desde el amor.

Es un dato muy fuerte y muy orientador para nuestra vida decir que estamos hechos, diseñados por Dios, para la comunión interpersonal. Comunión interpersonal hecha en el amor, en la donación...

Hay tristezas, desesperanzas, malas épocas, que provienen de aquí: de que a nuestra vida falta la comunión con otras personas. Estamos aislados. Dios es comunión de personas, y nosotros hechos a imagen y semejanza suya, estamos llamados a ser personas que establecen comunión/relación con otros...

Es lo que Jesús nos vino a mostrar: somos hijos de Dios, por tanto, nos relacionamos con el Padre, y somos hermanos, los unos de los otros. Somos seres relacionales.

Y de esta manera de ser, de esta antropología, se deriva un modelo de comunidad humana y de sociedad. Que como que es inherente a la persona humana, es anterior a cualquier normativa jurídica o institucional.

Y de aquí parte la crítica que el Papa hace al capitalismo, y que era portada en La Vanguardia del viernes: “Estamos en un sistema económico mundial que no es bueno… que ya no se aguanta”. ¿Por qué lo dice? Porque en el centro del mismo, no está puesto el hombre y la mujer, y su modo de ser, sino la idolatría al dinero.

¡¡Dios que se nos ha revelado nos ha capacitado tanto para aportar a nuestra sociedad!! Que no podemos dejar de hacerlo. Que su revelación transforme nuestras vidas...