Domingo XVI Tiempo Ordinario:“Como pueblo salvado por Cristo proclamamos: «El Señor es nuestra justicia»”

La semana pasada contemplábamos como Jesús enviaba a sus discípulos, aquellos hombres sencillos, del pueblo, sin estudios, a predicar de dos en dos la conversión y a curar los enfermos. El evangelio de hoy es su continuación.

Os propongo tres contemplaciones y de cada una de ellas una o dos enseñanzas.

Primera contemplación: Vemos como los discípulos vuelven de esta tarea encomendada por Jesús y el evangelista dice: “Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado”. ¡Es un gran momento! Es fácil imaginarnos como debían ir las cosas: hacen una puesta en común de cómo les ha ido. Cada uno explica qué es lo que ha hecho, qué es lo que ha enseñado, y cómo la gente que le escuchaba acogían la conversión que se les proponía, y cómo al imponer las manos, los enfermos quedaban curados. Hay emoción, excitación y alegría: han visto por primera vez como el poder de Jesús ha actuado a través suyo. Hablan, se escuchan, se interrumpen entre ellos, ríen, y Jesús se los mira, sonríe y da gracias a su Padre por haber revelado todo esto a los sencillos y por haber actuado a través de sus discípulos.

De esta primera contemplación, dos enseñanzas: La primera es que la fuerza de Jesucristo, la gracia de Dios que actuó a través de los discípulos, también quiere actuar a través nuestro. ¡Tengamos esta certeza! A pesar de nuestras debilidades, flaquezas, carencias, Dios quiere actuar en nosotros, a través de nosotros, para salvar nuestro entorno. Lo hizo con los discípulos que eran gente sencilla, sin estudios, también lo puede hacer con nosotros. ¡Esperémoslo!

La segunda enseñanza es que los discípulos vuelven del trabajo encomendado y hacen la puesta en común con Jesucristo. Nosotros también estamos llamados a hacer esta puesta en común... Jesús quiere que en la plegaria le expliquemos como nos van las cosas en nuestra evangelización, qué éxitos, qué dificultades encontramos y que le pidamos ayuda y consejo. Lo hicieron los discípulos, también nosotros lo hemos de hacer...

Segunda contemplación: los discípulos están haciendo esta puesta en común, pero hay gente que les rodea, que les piden cosas, no los dejan ni comer, y Jesús les propone: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”. ¡Qué frase más bonita! Y marchan en barca.

Una enseñanza para nosotros: También Jesús nos dice a nosotros: “ven ahora tú solo y descansa un poco...”. Nos llama a separarnos del ruido, de las prisas, de tanto activismo y encontrarnos tranquilamente con Él, para descansar en el Señor, para reposar en el Señor. ¡Somos llamados a descansar en Él!. Ahora en el verano tenemos más tiempo libre, que bien nos iría un poco de lectura espiritual. Tengo libros muy buenos y que enganchan, si alguien quiere, que pase por el despacho parroquial y le dejo alguno.

Tercera contemplación: Cuando llegan al lugar escogido por Jesús, allá donde tenían que estar solos y poder descansar, el lugar ya se ha llenado de gente. ¿Y qué hace Jesús? ¿Se queja porqué han alterado sus planes? No. ¿Se molesta porqué la gente no entiende que necesitan descansar? No. “Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor” Jesús de la barca vio la gente, la mira, se compadece y seguirá predicando largamente...

Una enseñanza: Sería bueno imaginar esta mirada de Jesús, este mirar benevolente, compasivo y lleno de amor. Porqué nosotros hemos de aprender a mirar como mira Jesús.

Si miramos a los niños, solos delante la tele o con todos los caprichos satisfechos, también veremos que son como ovejas sin pastor...

Si miramos a los adolescentes, preocupados por pasárselo bien, veremos que son ovejas sin pastor...

Si miramos a los novios, que no saben amar verdaderamente, aunque ellos piensen que sí, veremos que son como ovejas sin pastor...

Si miramos a la gente mayor, quejosa, cerrados en ellos, sin encontrar sentido a lo que viven, veremos que son ovejas sin pastor...

Hemos de aprender a mirar como mira Jesús... saber mirar, un mirar que descubre “ovejas sin pastor”...

Y una última enseñanza porqué no todo acaba en mirar como Jesús. Jesús después de mirar, se compadece y actúa: “Y se puso a enseñarles con calma”. Del mismo modo hemos de hacer nosotros. Ante de tantas ovejas sin pastor ¿qué haremos nosotros? Hacer lo que hace Jesús “enseñarles con calma”. Nos compadecemos y actuamos fácilmente ante los males materiales de la gente, pero nos cuesta más compadecernos de los males espirituales de las personas. Hemos “de enseñarles con calma”. No nos podemos encontrar con ovejas sin pastor y callar. Que el Señor toque nuestros corazones...

Mirar, compadecerse y actuar. Mirar como Jesús, compadecerse como Jesús, actuar como Jesús, este es el programa del cristiano en el mundo de hoy.