Domingo XXIX tiempo ordinario: ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?

Nos hace mucho bien escuchar estas palabras de Jesús, nos hace mucho bien escuchar que la vida verdadera la encontraremos si amamos y servimos a los hermanos. Nos hace mucho bien... Primero, porqué nos clarifica cuál es el sentido de la vida. Y segundo, porqué es un nuevo impulso para avanzar por este camino.

Me decía hace poco un acogedor de novios, que hacen los cursos prematrimoniales, que a la pregunta de ¿qué es lo más importante en tu vida? Cada vez menos personas respondían: el amor. Daban respuestas de lo más originales, pero la palabra "amor" ¡ya no aparecía! Una sociedad donde Dios va desapareciendo es una sociedad donde se va oscureciendo la verdad del hombre.

Tres ideas que nos ayuden a vivir este evangelio:

1.Primera idea. Los discípulos tienen sus aspiraciones y las plantean a Jesús. Es lo que hemos de hacer cada uno de nosotros. Planteemos nuestras aspiraciones, nuestros proyectos, a Jesús y a ver qué. Ejemplos.

"Jesús, yo deseo vivir una vida tranquila, como jubilado, ayudando de vez en cuando a mi hija y a mis nietos". Planteémoslo, a ver qué nos dice el Señor. Yo de entrada intuyo que el Señor nos pide más. El seguimiento de Jesús, que lo da todo por nosotros, que se da Él mismo por nosotros, que acabará muerto en cruz, parece que, pide un poquito de más radicalidad...

"Jesús, yo quisiera estudiar Administración y Dirección de Empresas". Planteémoslo, a ver qué nos dice el Señor. Pero, quizás, te llama a consagrarte al Señor y a perder la vida en favor de Él y del Evangelio, y recibir el ciento por uno, ya aquí en la tierra. Hace falta que en todos los jóvenes haya apertura vocacional, estar abiertos a lo que el Señor quiere de nosotros...

"Jesús, yo estoy contento de como va todo, estoy en un buen momento, que nada cambie". Planteémoslo, a ver qué nos dice el Señor. Pero, quizás, te dice: "¡tu marido y tus hijos pasan de mí, y tú dices que estás contenta y que no quieres que cambie nada! ¿Tú, qué evangelio has leído?".

En el evangelio vemos como los discípulos se dejan corregir de su mentalidad no evangélica. Presentemosnuestras aspiraciones/proyectos al Señor y dejémonos corregir, dejemos que Él diga la suya a nuestra vida.

2.Segunda idea. La corrección de Jesús no va en la línea de hacer un discurso teórico. Jesús responde con su vida, nos presenta su vida: "El que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos".

La vida de los discípulos de Jesús, nuestra vida, se ha de reflejar, ha de tener como referente, la vida de Jesús. El seguimiento de Jesús nos pide un itinerario de crecimiento interior, de maduración, de conversión, para ir viviendo lo que Él vivía, y esto es posible si escuchamos su palabra.

Jesús no es un filósofo, que nos comunica una nueva filosofía. Jesús como Hijo de Dios nos reclama un seguimiento que hacemos desde una relación personal con Él. Sin relación personal no hay cristianismo, hay ritualidades vacías de contenido.

3.Tercera idea. Hace semanas, meses, que se habla del rescate a España... Jesús nos ha dicho hoy: "Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos".

España y el mundo entero ya fueron rescatados. Jesús es nuestro rescatador, nuestro salvador. La propuesta vital que Jesús nos hace hoy es la de llegar a ser también nosotros rescatadores de nuestros hermanos. El rescate no lo hace la Sra. Merkel, el rescate lo hemos de hacer nosotros.

¿Cómo? Unidos a Jesús llegamos a ser servidores de los demás por amor, movidos por el amor de Dios. Como hacen los misioneros … celebramos hoy el Domund…..

La única grandeza es servir. El único camino que nos hace personas de verdad es el camino del amor y el servicio. Nuestra estructura antropológica es ser "hombre-para-los-demás". Y esta vida dada a favor de los demás, esta vida que es como una ofrenda a favor de los demás, llega a ser una vida salvadora, que comunica salvación. Quizás, no veremos los frutos, pero las nuestras serán vidas salvadoras, rescatadoras, que liberan de la esclavitud del pecado. ¡Y este rescate es mucho más importante que el rescate económico!

Que esta eucaristía nos transforme en aquello que comeremos.