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Domingo XVI del T.O (Ciclo C): “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas”

Sun, 18 Jul 2010 07:01:00
 

CAMINEO.INFO.-

Gen 18,1-10
Sal 14, 2-5
Col 1,24-28
Lc 10,38-42

“Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la parte mejor”. ¿Cuál es esta cosa necesaria, que es la mejor? Escuchar al Señor, encontrarnos con Él, fundamentar nuestra vida en Él.

Hoy Jesús nos dice a nosotros: “José, José,… Isabel, Isabel,… andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria”. A cada uno de nosotros nos lo dice.

¿Es para nosotros escuchar al Señor, la única cosa necesaria?

“Sólo una es necesaria” y además ¡es la mejor! Hace falta pensar y meditar esta frase de manera que nos motive, nos anime a escuchar más al Señor. Lo escuchamos cuando rezamos, lo escuchamos cuando meditamos la palabra de Dios,... y este escuchar nos transforma.

El jueves, como todos los jueves, después de misa hicimos una hora de exposición del Santísimo, yo me habría quedado mucho más tiempo... porque estaba escuchando al Señor. El Señor me dijo que tenía que mirar las cosas desde su cruz, que desde allá arriba todo se ve más claro.
Y me hizo ver que todos los deseos de cambio, de transformación de la parroquia que hay en mi corazón venían de Él. Él los ponía en mi corazón. Dios obra maravillas si lo escuchamos.

¿Y por qué dice Jesús tan claramente que escucharlo es la única cosa necesaria? Porqué ESCUCHARLO está (o debería de estar) en el fundamento de todo lo que hacemos. Todo lo que hacemos tendría que nacer de la escucha del Señor. Es necesario que analicemos si es así en nuestra vida.

¿Qué quiere decir esto? Un ejemplo: Quiere decir que lo que haremos este verano tendría que nacer de la escucha del Señor. No me “monto” el verano que a mí me parece bien... Voy a la plegaria a escuchar lo que el Señor quiere que haga este verano y quizá nuestros planes queden totalmente volteados.

A mí me pasó: recuerdo la primera vez que fui de misionero a Argentina, yo no quería ir, pero llevé el tema a la plegaria y vi claro que el Señor me quería allí.

No podemos interpretar este texto como cierto menosprecio de la acción delante de la oración. No sería correcta esta interpretación. Tres ideas breves que nos ayuden a profundizar el evangelio de hoy.
1. La primera es que este texto está puesto justo a continuación de la parábola del buen samaritano que es una exhortación que Jesús nos hace a compadecernos y actuar... y acababa diciéndonos también a nosotros: “anda y haz tu lo mismo”.

2. En el evangelio de hoy no se dice que la acción sea mala, sino que Jesús dice: “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas”. Jesús reprende que esté inquieta y nerviosa con tantas cosas, no el hecho de que se ocupe de las cosas.


3. No podemos oponer acción y oración, las dos necesarias y complementarias. La acción sin oración no tiene fundamento (es una obra humana) y la oración sin acción no tiene sentido, (si la oración no implica mi vida no es oración).

El equilibrio entre ambas vendrá de descubrir la voluntad de Dios en nuestra vida. Cada persona debe descubrir cual es el proyecto que Dios tiene para su vida y cómo ese proyecto va concretándose en el día a día. Es Dios quien nos ilumina las acciones a llevar a cabo y la oración que debemos hacer.


Por ejemplo: ¿Cuanta oración debemos hacer? Aquella que el Señor nos inspire. Y lo que Él nos quiere conceder como oración va cambiando con el tiempo: Quizá con 20 años será un cuarto de hora de oración, con 30 ya será media hora y con 40 una hora entera. No podemos pensar: “bueno yo ya hago media hora, y así hasta que me muera”. No, porque el Señor quizá nos quiere conceder el don de una oración más abundante.

A veces tenemos ideas y criterios que nos hacen poco dóciles a la acción de Dios en nosotros. Ideas que nos ponen límites que no deberíamos tener.

Dice San Juan de la Cruz en “Dichos de luz y amor”: “¿De qué te sirve dar tú a Dios una cosa si él te pide otra? Considera lo que Dios querrá y hazlo, que por ahí satisfarás mejor tu corazón que con aquello a lo que tu te inclinas”. Considerar lo que Dios querrá, tarea necesaria para todo seguidor de Cristo.

Hagamos como María, sentémonos a los pies del Señor y escuchemos su Palabra.







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