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Sab 18, 6-9
Salmo: 32
Hb 11, 1-2.8-19
Lc 12, 32-49
Hoy las lecturas nos hablan de vivir de la fe. Qué expresión tan cargada de contenido; vivir de la fe. No tener fe, como quien tiene un coche muy bonito, sino que vivimos de la fe, nos alimentamos de la fe, estamos arraigados en la fe... la fe es nuestra vida ...
Fe y vida tienen que ir profundamente unidas. Por eso, San Pablo en la segunda lectura nos dice: Por| la fe obedeció Abraham el llamamiento de Dios, sin saber dónde iba.
. Por la fe Abraham vivió como un forastero.
. Por la fe Sara estéril fundó un linaje.
. Por la fe, Abraham puesto a prueba, ofreció a su hijo único Isaac.
Contemplamos una fe que se hace vida, que modela una vida, un estilo de vivir, unas decisiones ... Todo queda bajo el paraguas de la fe.
Hace falta que contemplemos nuestra vida y veamos si nuestra vida también queda modelada en todo lo que hacemos por la fe.
Vivir de la fe, éste es nuestro reto: que todas las dimensiones de la nuestro vida (dinero, austeridad, trabajo, relaciones personales, vacaciones, coche, casa, educación de los hijos ...) queden iluminadas por la fe.
No se fácil hacerlo. Tenemos una tendencia a funcionar un poco como cómodas. En ciertos ámbitos entra la fe y en otros la fe no pinta nada. (Aquí, aquí y aquí entra la fe, y aquí, aquí y aquí la fe no pinta nada). Miremos nuestra vida y lo descubriremos ...
Seguimos avanzando: hasta allí todo allí donde entra la fe, entra de manera relativa, como a mi me parece, según mis gustos, según mis preferencias, cuándo la fe coincide con lo que yo pienso, entonces adelante, sino nada de nada.
¿Por qué nos pasa eso? Porque estamos llenos de nosotros mismos. Estamos muy llenos, llenísimos de nosotros mismos. Lo dice San Ignacio de Loyola en sus ejercicios: "Nos tenemos que vaciar de nosotros mismos, para que JC pueda entrar en nosotros".
Y todo eso ¿Cómo se hace?¿Como nos podemos vaciar de nosotros para que Cristo nos habite y entonces todas las dimensiones de nuestra vida queden iluminadas por la fe? ¿Cómo?
En la plegaria y sólo en la plegaria. He estado esta semana de ejercicios espirituales, la palabra que más ha repetido el predicador ha sido esta: plegaria. Rogaría para enamorarnos de Cristo, rogaría para hacer carne en nosotros los rasgos de Jesús, Rogaría para hacer a Jesús en mí, y que se realice aquello de san Pablo: "no soy yo, quien vive, sino que es Cristo, quien vive en mí".
Cuánta luz que he recibido en éstos ejercicios, cuántas cosas me ha hecho ver al Señor, cuántos caminos a recorrer me han indicado ... Tenemos que aprender a estar con Él gratuitamente, sin sacar provecho. No sacarme provecho es el máximo provecho. ¿Qué pensaríamos de alguien que cuando viene a hablarnos es porque espera alguna cosa de nosotros? Es un interesado, no nos ama. Si vamos a la oración esperando sacar provecho estamos pensando en nosotros, y no lo amamos ...
Nos dice el CEC (Catecismo Iglesia Católica, 2591): "Dios llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso con Él. La oración acompaña toda la nuestra historia de la salvación como un diálogo recíproco entre Dios y el hombre". Dios nos llama a la oración, no a hacer tres oraciones antes de ir en la cama. Nos llama a pasar horas delante del sagrario ...
En el evangelio la actitud que nos pide el Señor estar despiertos, vigilantes, atientos, nace de la fe. Jesús nos hace un llamamiento para no vivir una fe rutinaria, sino una fe viva, auténtica.. Demasiadas veces estamos viviendo una fe un poco adormecidos y los días pasan, y los meses, y los años ... y un día se nos pedirá cuentas del estilo de vida que hemos llevado. "Estad a punto también vosotros, que el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada".
Por el camino de la fe, por el camino de la plegaria, encontramos la felicidad, por eso Jesús nos dice hoy: "Feliz aquel siervo si el amo, cuando llega, lo encuentra velando".
