CAMINEO.INFO.-
DEUTERONOMIO 26, 4-10
SALMO 90
ROMANOS 10, 8-13
LUCAS 4, 1-13
Vale la pena destacar hoy la oración colecta porqué nos da muchas pistas para vivir de una manera fructuosa la Cuaresma. Empieza diciendo:
. “Dios todopoderoso”, es muy importante que no olvidemos que Dios es todopoderoso, quiere decir que lo puede todo. No es una casualidad que al empezar la cuaresma nos dirigimos a Dios todopoderoso, porqué nos ayuda a reafirmar nuestra esperanza en su acción. ...
. “Al celebrar … la Santa Cuaresma, concédenos avanzar”, este ha de ser ahora nuestro deseo, que la cuaresma que empezamos nos sea provechosa, nos permita avanzar. No podemos empezar apáticos, sino anhelando, deseando, que estos cuarenta días nos sean provechosos.
. Pero ¿avanzar en qué? “avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo” . Lo que queremos, lo que hemos de querer, es conocer más y más a Cristo, ¡porqué Él es la vida!. Y para que quede claro que no hablamos de un conocer teórico, de una fe teórica, acaba diciendo. “y vivirlo en su plenitud”. Queremos conocer más el misterio de Cristo para vivirlo, para que el misterio sea vivido por nosotros, para que Cristo transforme nuestra manera de vivir según sus criterios (y no los nuestros).
Lo que diré ahora es muy personal, pero a mí, después de meditar la Palabra de Dios, aquello que me parece más fructuoso de meditar es la liturgia, la misa, de cada día.
En el ofertorio ponemos en el altar el núcleo de nuestra persona, aquello más íntimo, quiere decir ponernos nosotros sobre el altar... ¿y por qué nos ponemos sobre el altar? Para que el Espíritu Santo transforme nuestras personas como transformará el pan y el vino, en el cuerpo y la sangre de Cristo.
En el ofertorio, no miramos como el sacerdote pone el pan y el vino sobre el altar, en el ofertorio, interiormente, nos ponemos nosotros sobre el altar, nuestras vidas, proyectos, esperanzas, deseos, para que todo quede transformado por el Espíritu Santo.
Pasemos ya a las lecturas que nos ayudarán a vivir la Cuaresma:
(Primera lectura) Dios te ha liberado, Dios te ha bendecido, Dios te ha amado, y ahora te pide que le adores, que le des gracias, que lo trates como tu verdadero Dios.
(Evangelio) Pero esto no será fácil, el maligno te tentará para que adores otros dioses: las riquezas, el poder, la comodidad, el prestigio, o hacer de ti mismo un pequeño dios...
Pero, así como Jesús venció las tentaciones en el desierto, también tú, unido a Él, podrás vencerlas, porqué “todo el que invoca el nombre del Señor se salvará” (segunda lectura).
Por tanto, en el inicio de la cuaresma, estas lecturas quieren recordarnos:
Primero: la bendición de Dios. Dios nos ha bendecido... Estaría muy bien en nuestra plegaria semanal, recordar tantos y tantos dones que el Señor nos ha concedido. Esto nos ayuda a situarnos correctamente delante Dios, que es lo que Moisés pretende con su exhortación al Pueblo.
Segundo punto: Seremos tentados. Nos hace falta pedir al Señor, evidentemente, fuerzas para superar las tentaciones, pero, quizás, pienso que dada la situación que vivimos, sería muy interesante pedir luz para descubrir las tentaciones, luz para descubrir por donde el Maligno nos está tentando... Él es el maestro de la mentira y nos puede haber marcado algunos goles.
Nos hemos de poner cara a cara con lo que Jesús nos dice en el evangelio, con lo que la Iglesia nos enseña, y pedir al Señor la luz para descubrir los engaños que el maligno nos haya hecho.
Jesucristo detecta y vence las tentaciones. Nosotros unidos al Cristo, también podremos hacerlo.
Y durante la cuaresma ¿cómo nos uniremos más al Señor?, o preguntado de otra manera: durante la cuaresma ¿qué haremos para avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud”? mediante las prácticas cuaresmales: oración, limosna (caridad), ayuno. Como que de la oración y la caridad hablamos bastante, hoy hablaremos un poco del ayuno.
El ayuno de comidas, de televisión, de distracciones, las privaciones, la sobriedad, nos han de ayudar a estar más pendientes de las cosas espirituales. Abstenerse de cosas materiales nos ayuda, nos da una sensibilidad especial por las cosas espirituales.
También vale la pena destacar que toda nuestra lucha ascética, es necesario que nos una a la cruz del Señor. Nuestros ayunos y privaciones nos ponen en contacto, nos hacen entrar en contacto, en comunión, con el misterio de la cruz, con el misterio de nuestra salvación. Y es esta comunión con la cruz del Señor, la que hará que podamos participar de su resurrección.
Que nuestras prácticas cuaresmales nos haga muy provechosa esta Cuaresma.
