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III Domingo de Cuaresma: Soy el que soy.

Sat, 02 Mar 2013 23:59:00
 

CAMINEO.INFO.-

ÉXODO 3, 1-8a. 13-15
SALMO 102
CORINTIOS 10, 1-6. 10-12
LUCAS 13, 1-9

En esta escena Jesús es interpelado por unos hechos dramáticos: el homicidio dentro del templo de algunos galileos, por orden de Pilato, y la caída de la torre de Siloé que mató a dieciocho personas. En aquel tiempo la manera de interpretar estos hechos es como un castigo divino por los pecados de aquellas personas. Han pecado, Dios les ha castigado. Jesús reacciona contra esta concepción porqué cada día hace experiencia de Dios Padre misericordioso. E invita a hacer una lectura diferente de los hechos situándolos en una perspectiva de conversión: estos hechos no os han de llevar a pensar que vosotros sois mejores que estos que han muerto, porque si no os convertís todos acabaréis igual.

Vamos a hacer una contemplación en cuatro niveles.

Nivel 1: Ideas de Cristo: ¿Qué dice Jesús? ¿Qué ideas me comunica? Jesús aprovecha estos dos acontecimientos para hacer una llamada a la conversión y, con la parábola de la higuera, vincula esta conversión a dar frutos. Nos hace falta la conversión para dar frutos, si no nos convertimos no daremos frutos, y entonces, nuestra vida no tendrá sentido. ¿Qué sentido tiene una higuera que no da higos? Ninguno. Igual nosotros.
La Cuaresma nos invita a mirar con cierta profundidad nuestra vida. Miremos alrededor nuestro, hay poco fruto, ¡nos hace falta la conversión!

Nivel 2: Vida de Cristo. ¿Cómo vive Jesús esto que nos comunica? ¿Vive Jesús la conversión? ¿Dio fruto su vida? Jesús vive convertido y dando fruto. Definamos como definamos la conversión, Jesús vive convertido, y su “conversión” abre la puerta a la redención, a una salvación (frutos) que llega a toda la Humanidad.

Nivel 3: El corazón de Jesús: Procuremos entrar en el corazón de Cristo. ¿Qué sentimientos/deseos/certezas lo llevan a manifestarse o actuar como lo ha hecho?
Sentimientos: El primero que encontramos siempre es el amor. Es porque nos ama que nos llama a la conversión, es porque nos ama que nos pide que demos fruto.
Deseos: Jesús desea que cambiemos de vida, que vivamos la vida de otra manera. Y lo desea porqué es un bien para nosotros, ¡por eso lo quiere!
Una certeza habita en su corazón: si no nos convertimos vamos hacia la muerte. Es necesario este cambio.

Nivel 4: Dirijamos todo esto que habita en su corazón hacia nosotros. Y lo hacemos por dos motivos: 1) La Palabra de Dios se dirige a cada uno. Las palabras que cada domingo escuchamos en boca de Jesús se dirigen a cada uno. 2) El segundo motivo para dirigir a nosotros lo que hay en el corazón de Cristo, es que cada uno de nosotros estaba en el corazón de Cristo cuando Él decía las palabras que hoy hemos escuchado. Estábamos en su corazón, nos tenía presentes a nosotros. ¿Cómo puede ser? No lo sabemos, pero sabemos que en el corazón humano de Jesús estábamos todos presentes. ¡Qué maravilla, qué bonito! Nunca lo meditaremos bastante.

I todo esto que hemos dicho, traducido a la escena que estamos contemplando quiere decir que Jesús nos dice hoy a nosotros: “conviértete porqué te amo, tú puedes vivir la vida de otra manera, es posible, es necesario un cambio, entonces, darás fruto y tu vida tendrá sentido. Te ofrezco este tiempo de gracia. ¿Quieres vivir la vida plenamente? Conviértete.”

Y ante de esto nosotros ¿qué haremos? ¿Seguiremos como siempre? ¡No!. No podemos ignorar la palabra que Cristo nos dice hoy: “convertíos,...., convertíos”

A través de estos cuatro niveles hemos entrado en comunión con la persona de Jesucristo, porqué hemos visto las ideas que nos comunica, hemos contemplado como Él mismo las vive, hemos entrado en el corazón de Cristo para descubrir sus sentimientos y deseos y hemos dirigido estos sentimientos y deseos hacia nosotros porqué estábamos en su corazón cuando dijo esas palabras.

Hoy hemos oído que el viñador decía: “Yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto”. Hemos de echar estiércol y cavar nuestra tierra para dar fruto. Somos una tierra que ha de ser trabajada para que dé fruto.

Si queremos dar fruto, un fruto abundante, vivamos intensamente las tres prácticas cuaresmales que Dios nos propone. Entonces pasaremos de muerte a vida, si no damos frutos ya estamos muertos.

Ya sabéis que esta semana he estado de Ejercicios Espirituales. Una maravilla. Si algún día soy Papa, cosa poco probable, pondré los Ejercicios Espirituales obligatorios para los laicos. Digo esto, porque hay algunas experiencias que sólo se pueden realizar en un marco de unos días de silencio, por ejemplo:

. Experimentar luces intensas sobre tu vida (espiritual, sacerdotal, humana)

. Saborear una paz profunda, intensa, gozosa.

. Experimentar un amor de Dios fundante de un nuevo camino

. Enamorarte o reenamorarte de Jesús

Todo esto, y muchas más cosas, sólo pueden pasar en el marco de unos días de silencio. No pueden pasar en el marco de media hora de oración... Nos hace falta dar a Dios más tiempo...









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