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Domingo V del tiempo de Pascua: "Os doy un mandamiento nuevo"

Sat, 27 Apr 2013 23:54:00
 

CAMINEO.INFO.-

APÓSTOLES 14, 21b-27
SALMO
144
APOCALIPSIS
21, 1-5a
JUAN
13, 31-33a.34-35

Durante toda la Pascua leemos los Hechos de los Apóstoles, que nos muestran cómo va naciendo la Iglesia, cómo va creciendo, cómo se va expandiendo, pero, sobre todo nos muestra qué actitudes, qué compromisos, qué espiritualidad, viven.

Yo, de la primera lectura donde se hace un rápido repaso de algunos viajes de Pablo y Bernabé, destacaría la frase final: “Al llegar, reunieron a la Iglesia (sentido comunitario fuerte), les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe”. (Hechos 14, 26).

El autor principal de la acción es Dios (“Dios había hecho” “Dios había abierto”) y Pablo y Bernabé son colaboradores de este obrar de Dios (“Dios había hecho por medio de ellos”).

Aquí tenemos una gran lección: Dios actúa, y actúa mucho, y trabaja mucho.

Pienso que hemos perdido esta experiencia primera. Y la hemos perdido por diferentes motivos: han pasado dos mil años, cae tan lejos que parece que esto no se pueda repetir.

Otro motivo, el racionalismo occidental: vivimos en occidente, nuestra matriz es racionalista, lo cual tiene unas cosas muy buenas, pero si no vigilamos, querremos someter al parámetro de la razón todas las dimensiones de la vida, y esto no puede ser.

La acción de Dios funciona al margen de nuestros razonamientos. Por tanto, si sólo nos guiamos por los razonamientos, expulsamos la acción de Dios de nuestra vida. Hemos de esperar, pedir y desear que Dios actúe.

Otro motivo: estamos más centrados en las dificultades que en mirar a Jesús... De aquí nace la verdadera dificultad para que Dios pueda actuar en nuestra vida y en la vida de los que nos rodean... la falta de fe...

La fe de Pablo y Bernabé crea un espacio donde Dios puede actuar. Lo vemos constantemente en el evangelio: Jesús para actuar pide la fe, y cuando no hay fe no puede actuar. Y cuando no encuentra fe se queja: “sí que os cuesta creer” “qué poca fe” “porqué dudáis”.

Nuestra fe ha de crear un espacio donde Dios pueda actuar. La primera propuesta que os hacía para el Año de la Fe: Pedir a Jesús que haga aumentar nuestra fe.

La fe crece haciendo actos de fe: actos de fe como puede ser la oración y la participación en la eucaristía, pero, también, muy importante, pequeños actos de fe que hacemos durante el día: al levantarnos : “Señor, ayúdame a comunicar la alegría de Cristo resucitado.” Cuando vamos por la calle y vemos aquella persona que tiene un problema: “Señor ilumina su entendimiento y dale tu fortaleza”. Delante de los jóvenes que vemos, familiares o no: “Señor que te conozcan, aviva en ellos la inquietud de conocerte”.

Estos pequeños actos de fe, actualizan nuestra fe, y la hacen crecer... Preguntémonos al acabar el día; ¿cuántas veces he ejercitado mi fe? Si no la ejercito se atrofia. Si la ejercito crece...

Cada pequeño acto de fe, es poner la mirada en Jesús, el buen Pastor que da la vida por sus ovejas. Jesús no es un pastor gandul que deja que sus ovejas vayan a su aire y de vez en cuando las mira un poco... Si Él ha dado su vida por las ovejas ¿qué no les dará?.

Nuestros actos de fe, crean un espacio de fe, donde Jesús puede actuar. ¿Y qué hemos de esperar que haga Jesús?: el milagro. Lo tengo clarísimo. ¡Hemos de esperar milagros!

Como Pablo y Bernabé que no esperan aquello que es razonable, sino el milagro de que aquellos que los escuchan se conviertan. ¡¡Hemos de esperar milagros!!

Pasemos al evangelio donde Jesús nos da el mandamiento nuevo: amarnos como Él nos ha amado. La segunda parte: “como Él nos ha amado” es importantísima... Porqué más o menos todo el mundo ama, pero Jesús como que habla de algo fundamental pone una referencia clara y concreta: hemos de amar como Él.

¿Y cómo lo ha hecho Él? Jesús nos ama dando la vida por nosotros. Jesús nos ama sirviendo, asumiendo la posición de esclavo por amor, (siendo Dios se arrodilla ante el hombre y le limpia los pies). Jesús nos ama olvidándose de sí, no buscando su propio bien, su comodidad, sino dándose, entregándose por todos nosotros. Jesús nos ama perdonando siempre.

Y esta manera de amar hace nuevas todas las cosas, como dice el Apocalipsis.

¿Cómo amamos? Es necesario que nos examinemos en esta dimensión tan fundamental...

Todos somos conscientes de los millones de familias que viven el drama del paro... Cientos en Cardedeu... ¿cómo los amamos? ¿qué podemos hacer? ¿qué nos pide el amor de Dios? ¿vamos avanzando en nuestra capacidad de amar? ¿amamos dando la vida por los demás? Es necesario que nos examinemos en el amor.

Amar como Él nos amó, es la señal de que somos discípulos suyos. Jesús no habla de otras señales. Ninguna otra peculiaridad de la Iglesia puede convencer al mundo de la verdad y de la necesidad de la persona de Cristo. La señal no es que vengamos a misa, la señal es amarnos como el nos amó, dando la vida por el otro….







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