Domingo I Adviento: “velad, pues, en todo tiempo y orad”.

CAMINEO.INFO.- 

Is 2, 1-5
Salmo 121
Rom 13, 11-14
Mt 24, 37-44

Queridos hermanos y hermanas,

Empezamos un nuevo año litúrgico, un nuevo tiempo litúrgico, que lo hemos de ver como un regalo de Dios, un don de Dios para que seamos capaces de ir más allá, qué bonita la expresión que hoy hace san Pablo a los cristianos de Tesalónica: “proceded así y seguid avanzando”.

El conformismo, la rutina, la mediocridad chocan frontalmente con el planteamiento de vida que nos hace Jesucristo, el Hijo de Dios.

Este ruego que hoy hace San Pablo y que Dios nos lo dirige a cada uno de nosotros, dice así: « Por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; (y ahora viene el ruego) pues proceded así y seguid avanzando.”

Dios a través de San Pablo en el inicio del año litúrgico nos dice: “proceded así y seguid avanzando”. Esta semana en nuestro tiempo de oración debemos plantearnos este reto: “¿Cómo puedo avanzar aún más?”.

Nos hace falta a todos, a mí el primero, desde la plegaria, desde la inspiración del Espíritu Santo, pensar cómo podemos avanzar aún más, y esto es bueno que al final quede concretado en algunos propósitos concretos para este año litúrgico que comienza.

El amor de Dios es perfectivo, tiende a perfeccionarnos, desea perfeccionarnos, hacernos crecer en fe, esperanza y caridad. Si nosotros no crecemos, alguna cosa no va bien. Los padres quieren ver como los hijos van creciendo, y cuando no lo hacen al ritmo normal se preocupan. Igual a nuestro Padre del cielo.

El adviento se nos presenta como un tiempo de espera, de preparación para acoger al Señor que viene. El adviento nos quiere ayudar a vivir mejor las tres venidas de Jesucristo. (Sí, tres son las venidas de Jesús):

1. La venida histórica de Jesús, (miramos hacia el pasado). Esta venida nos la hace presente la liturgia en las últimas semanas del adviento. Hoy nos ha estado anunciada en la lectura del Antiguo Testamento. Cuando se acerque la Navidad es la que contemplaremos más intensamente.
2. Venida-intermedia (miramos el presente). JC nos sale al encuentro (viene a nosotros) de muchas maneras: en la iglesia, en la liturgia, en los sacramentos, en los sacerdotes, en los pobres, en los demás, en los acontecimientos, en los imprevistos... Jesucristo vino ahora hace 2000 años y vendrá como Señor y juez de la historia, pero Jesús cada día viene a nosotros de mil maneras diferentes. Es la venida intermedia.

El adviento nos quiere ayudar a vivir cada vez con más conciencia toda nuestra vida como un continuo advenimiento de Cristo hacia nosotros. Por eso Jesús nos dice hoy: “velad, pues, en todo tiempo y orad”.

¿Se puede rezar en toda ocasión? Intuitivamente diríamos que no, pero si Jesús nos lo dice y él no nos pide imposibles, tendríamos que pensar que sí que es posible. Quizás el error viene de que no hemos entendido bien qué es la plegaria. La plegaria es la conciencia de la presencia personal, amorosa y activa de las personas divinas. Rezar no es pensar en Dios, rezar no es reflexionar sobre el evangelio (esto también lo puede hacer un ateo y no hace plegaria). Rezar es la conciencia de la presencia amorosa y activa de las personas divinas.
Dicho esto, ¿qué quiere decir rezar en toda ocasión? Quiere decir que si ando por las calles de Cardedeu (NA: el pueblo donde ahora estoy) y tengo esta conciencia de la presencia de las personas divinas, estoy rezando. Otra situación: estoy rezando en mi casa, llaman a la puerta, es un pobre, si yo tengo la conciencia de la presencia de Cristo en el pobre, cuando lo atiendo estoy rezando, sigo rezando.

Andar por la calle no es plegaria, pero puedo hacer plegaria caminando. Atender un pobre no es hacer plegaria, pero puedo hacer...

Pienso que muchas veces que estamos en la capilla del Santísimo no estamos rezando. Pensamos, reflexionamos, nos miramos, pero no tenemos esta conciencia de la presencia activa y amorosa de las personas divinas.

3) Venida al final de los tiempos (miramos hacia el futuro). La liturgia de los primeros domingos de adviento se centra más en esta venida. La esperanza de vida eterna debe iluminar nuestra vida presente. Estos textos nos ayudan a recordar hacia donde estamos caminando, cuál es el término de nuestra vida. Y contemplar estas realidades debe influir en nuestra manera de vivir la vida. A veces parece que viviéramos como si no hubiera un cielo, como si no nos esperase el mejor de los finales posibles a nuestra vida.

Y para acabar tres ideas breves respecto el adviento:
1. El adviento nos quiere ayudar a vivir más perfectamente estas tres venidas. No sólo Navidad. Si vivimos bien el Adviento esto nos ayudará a vivir mejor todo el año litúrgico.

2. La venida del Señor a nuestra vida es una realidad, no es una sensación, o una idea. Su venida a nuestra vida puede ser una realidad. Depende de nosotros que sea posible.

3. Que Cristo venga no quiere decir que no esté, lo que queremos decir es que se haga más presente en nuestra vida.

Y no olvidemos lo que decíamos al principio: Dios nos llama a “seguir avanzando”.

Que esta eucaristía nos haga entrar en un camino de revisión y replanteamiento de nuestra vida espiritual en este inicio de un año litúrgico, de manera que podamos disfrutar de la contemplación de las tres venidas de Jesucristo.