CAMINEO.INFO.-
Hechos 14, 21b-27
Salmo 144
Apocalípsis 21, 1-5a
Juan 13, 31-33a. 34-35
Jesús después de limpiar los pies a sus discípulos, les da un mandamiento nuevo, o lo que es lo mismo: Jesús nos da a nosotros un mandamiento nuevo: Jesús les resume en una frase como deben vivir su vida, o lo que es lo mismo: Jesús nos resume a nosotros en una frase como debemos vivir nuestra vida:
“Amaos los unos a los otros como yo os he amado”
¿Cómo nos ha amado Jesús?
Jesús nos ama dando la vida por nosotros.
Jesús nos ama sirviendo, asumiendo la posición de esclavo por amor, (siendo Dios se arrodilla ante el hombre y le limpia los pies)
Jesús nos ama olvidándose de sí, no buscando su propio bien, su comodidad, sino dándose, entregándose a todos nosotros. Jesús ama perdonando siempre.
Así ama Jesús y en él tenemos el modelo perfecto de lo que es “amar verdaderamente”.
Hoy en nuestra sociedad hay muchos que no saben amar … por eso difícil encontrar amigos de verdad, por eso va creciendo el egoísmo y el individualismo, por eso tantas separaciones, divorcios y matrimonios donde no hay amor y lo que abunda son roces, discusiones, malentendidos, y faltas constantes de caridad,
Digo que el mundo no sabe amar porque se entiende el amor como “estar encantado de la vida”, “sentirse muy realizado”, “sentirse superenamorado”, “sentirse lleno por dentro”. Pero en todas estas expresiones ¿quién es el centro, quién es el importante “yo” o “el otro”? El centro soy yo, el importante soy yo. Y el día que yo ya no me sienta realizado, encantado de la vida, o lleno por dentro. Entonces se acabo la amistad, se acabó el amor. Uno de los grandes dramas de hoy en día es que la gente no sabe amar.
El amor cuando es auténtico es muy distinto, y nadie mejor que Jesús nos lo muestra. En el amor auténtico el importante no soy yo sino el otro, el otro vale tanto, le amo tanto que le entrego todo (mis capacidades, mis ilusiones, mis esperanzas, mi futuro …todo), hago un don de mí al otro. El amor es entrega, entrega de uno mismo, ¡me doy!.
El amor consiste en buscar el bien del otro, anteponiéndolo al propio bien …… porque amar no es que yo esté a gusto, es que el otro sea feliz.
Imaginaos la convivencia de dos personas que desean estar ellos a gusto, ver sus gustos satisfechos, es la convivencia de dos egoístas, convivencia imposible.
Y ahora imaginaos la convivencia de dos personas que lo que cada una desea es que la otra sea feliz. Que maravilla, que distinto es todo, ¡todo!.
En esta mala comprensión del amor la idea de fondo que subyace es: “entender mi realización personal como la satisfacción de mis gustos”. Con esta idea lo que uno busca, lo que uno desea, es que sus gustos estén satisfechos porque se piensa que así será feliz. Y entonces todo, la mujer, los hijos, le trabajo, se convierte en un impedimento a que sus gustos estén satisfechos.
Aquí no hay amor verdadero, hay un amor egoísta. Yo soy el importante y el otro me sirve si yo estoy bien. Esto no es amor.
Si funcionamos con esta idea le estamos diciendo al otro: “Vales en la medida que me satisfaces”. Cuando ya no me satisfaces, cuando el otro no pasa el control de calidad, le pido el divorcio.
Este pensamiento, extendidísimo aunque la gente no se de cuenta, es profundamente inhumano. El otro vale en la medida que me realiza. Horrible. No lo amo por si mismo, sino por lo que provoca en mí.
En la película “La pasión de Cristo” de Mel Gibson, hay una escena impresionante en la que Cristo cae con la cruz, se le acerca su madre y Jesús le dice la frase con la que acaba hoy la lectura del apocalipsis: “ Estoy haciendo nuevas todas las cosas”. ¿Qué está haciendo nuevo? básicamente nuestra capacidad de amar. Jesús está haciendo nueva nuestra capacidad de amar.
Dios no solo nos ha amado hasta el extremo, dando la vida por nosotros, sino que además nos ha dado la capacidad para que nosotros amemos con su mismo amor.
Esto significa que es Cristo el quiere amar a través nuestro. Y a nosotros nos toca abrirle el camino para que esto pueda ser así.
A veces me encuentro personas que ven como algo imposible perdonar a alguien, o otros que no ven posible que su amor matrimonial se rehaga, otros que descubren que viven encerrados en su minimundo distantes del prójimo y no saben qué hacer …
Y yo les digo humanamente imposible superar esta situación, es verdad, de nosotros no sale una capacidad para amar de modo que esto se supere, pero si uno vive la fe, eso debería ser perfectamente posible: porque el amor no sale de mí, sino que sale de Cristo que actúa en mi. Y para Cristo no hay nada imposible.
Y cuando amamos así, esta es la señal de que somos discípulos suyos. Esta y solamente esta. Jesús no habla de otras señales. Ninguna otra peculiaridad de la Iglesia puede convencer al mundo de la verdad y de la necesidad de la persona de Cristo. La señal no es que vengamos a misa, la señal es amarnos como el nos amó.
Hermanos y hermanas este es el único camino para ser felices. Dios es amor, nosotros estamos hechos a su imagen y semejanza, por lo tanto nosotros somos amor, nuestra esencia es que estamos hechos para amar. Como más amamos más nos realizamos como personas, como más amamos, más paz, más alegría, más felicidad.
Parece que perdamos la vida, pero en realidad la encontramos …
