CAMINEO.INFO.-
Prov 8, 22-31
Sal 8 (9)
Rom 5,1-5
Jn 16, 12-15
Celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Una celebración que nos tiene que ayudar a conocer un poco mejor a Dios, que nos hace sumergirnos en el misterio de Dios, para sentirnos – ya ahora – dentro de este misterio, dentro de Dios. San Pablo decía: “en Dios somos, nos movemos y existimos” (Hch 17, 28)
Siempre se ha dicho que la ST es un misterio. Un misterio no es una cosa de la cual no podemos saber nada, sino que un misterio es una realidad que no la podemos entender en su totalidad. Pero con nuestra oración, nuestra contemplación, con nuestra participación en la liturgia, va creciendo en nosotros la comprensión de este misterio.
Dos ideas respecto a este misterio:
1. Para relacionarnos correctamente con el misterio de la ST lo hemos de hacer bajo la perspectiva de que Dios es Padre y nosotros somos hijos en el Hijo, y todo ello por la presencia del Espíritu Santo en nosotros.
No podremos llegar a la santidad sino procuramos vivir la realidad como es: y la realidad es que el Padre desde toda la eternidad ha determinado hacernos hijos suyos en Jesucristo por la donación del ES.
Esta es nuestra realidad, nuestro ser, nuestra identidad más profunda y que más condiciona nuestra vida humana y espiritual. Vivir sin tenerlo presente es romperse.
Imaginar que quiero clavar un clavo con la mano. Va a ser un desastre: porque ni el clavo clavaré y mi mano destrozaré. Estaríamos olvidando la identidad –lo que es – la mano y su función, su razón de ser.
Pues lo mismo le pasa al hombre si olvida que es hijo en el Hijo por la donación del Espíritu Santo. Se rompe. No funciona. Esta triste, angustiado, deprimido.
Debemos contemplar esta realidad … desde toda la eternidad el Padre ha determinado hacernos hijos ....
La segunda idea es que nosotros somos templos de la Santísima Trinidad, somos templo de las tres personas divinas.
Dice Jesús: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos morada en él" (Jn 14, 23). (“Qui m’estima, guardarà la meva paraula; el meu Pare l’estimarà i vindrem a fer estada en ell”. También San Pablo dice: "¿no sabéis que sois templo de Dios".
Las tres personas divinas habitan en nosotros. No es una manera de hablar, es una realidad. Hemos de maravillarnos ante tan gran acontecimiento. Ellos, las tres personas divinas, están allí tenga yo mucha conciencia de ello o poca, pero si voy creciendo en esa conciencia entonces esto afecta a mi vida.
A veces la gente me dice: “no se siente solo en esa rectoría tan grande”. Y yo siempre digo, “pues no”. Hace años que no me siento solo y es porque vivo con la conciencia de la presencia de las personas divinas.
Decía San Agustín en “Las Confesiones”, el libro más leído y editado de la historia después de la Biblia,: “Tarde te amé, oh hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te ame. Y he aquí que tú estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera. Y por fuera yo te buscaba. Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.”
Quizá vivimos muy centrados en lo exterior, con poca interioridad, con nula conciencia de la presencia de las personas divinas en nosotros. Y es una pena, porque esta presencia si se vive produce dicha, paz y felicidad.
Hemos de asombrarnos de la intimidad que se nos ofrece.
Una vez un cartujo al que fui a visitar con un grupo de jóvenes nos dijo: “Cuando habéis entrado lo primero que he hecho es adorar a la Trinidad que habita en vuestras almas.” ¡Qué bonito sería que todos llegáramos a tener una conciencia tan viva de la presencia de la ST en los demás! ¡Qué distintas serian las cosas!.
Hemos de pedir la gracia de vivir más actualizadamente, con más conciencia, nuestro ser templos de la Santísima Trinidad. Cuantas gracias se nos darían por vivirlo más plenamente…. Templos de la Santísima Trinidad…
