Coplas, alma, eternidad y cielo, hombre, mujer y pueblo

"Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son. Y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor. Procura tú que tus coplas vayan al pueblo a parar. Que al volcar el corazón en el alma popular, lo que se pierde de gloria se gana en eternidad". ¡Preciosa copla!

Estos versos leo que son de Facundo Cabral. Poema lleno de honda verdad. Muy cierto cuando se lee con sentido cristiano, trascendente. Un sofisma al ser releído y reinterpretado por quien no cree. Por quien no crea que existe el alma ni la eternidad.

Los populistas que no creen y los activistas que no creen lo acomodan al desprenderlo de sus raices cristianas; les parece bello y también lo hacen suyo leyéndolo a su manera. ¡Hay tantas maneras! ¡Hay tantos acomodamientos¡

¿Porqué lo adulteran o acomodan? porque su raíz, su inspiración, la fuente de tal verso o reflexión, la del autor del verso y también la de muchos anónimos autores de coplas, es la máxima cristiana del Kerygma: 'La muerte y resurrección de Cristo'.De donde brota la generosidad, la misericordia, la humildad, la sencillez y la alabanza', de donde surge: «QUE NO SEPA TU MANO DERECHA LO QUE HACE TU IZQUIERDA».

Esto y sólo esto es lo que verdaderamente le abre a todo hombre y mujer el ALMA, el alma individual y el, allí en la copla, denominado 'alma popular', rompe el techo y abre el Cielo, abre camino para la ETERNIDAD. ¡Alma y eternidad! ¡qué palabras! Llenas de sentido para el creyente y, por ahora, vacías de contenido para quien no cree. ¡Eternidad!, que es la palabra con que termina la copla, el verso, comienza LA VIDA y se comparte SU GLORIA.

El fin, la meta de cada uno y de todos, es el Cielo! Efectivamente, así solidariamente, donándose, se ayuda y fortalece al pueblo y a cada uno de sus miembros. Pero el fin no es el Pueblo, es la entrada y el destino de cada Persona y del Pueblo en el Cielo.

Eso y no otra cosa es lo que significa la palabra eternidad. Palabra incomprensible, desgraciadamente vetada y despreciada por mucha gente: los abanderados del populismo y activismo resurgente de los huérfanos de Marx y, también, por tantos que han apostatado y viven 'como si Dios no existiera', «etsi Deus non daretur», acomodados a su manera bajo el techo que separa del Cielo. ¿A la espera de ver 'la manifestación gloriosa de los hijos de Dios'? Así lo espero y deseo con la Gracia, su Misericordia y con 'las armas de la luz': 'CEÑIDOS CON LA VERDAD, REVESTIDOS DE LA JUSTICIA DE LA CRUZ, CALZADOS CON EL CELO POR ANUNCIAR EL EVANGELIO, MAS SOBRE TODO CON EL ESCUDO DE LA FE, CON LA ESPADA DEL ESPÍRITU, QUE ES LA PALABRA DE DIOS Y CORONADOS CON EL YELMO DE LA SALVACIÓN'.

Almémonos y donémonos.