El arzobispo maronita de Damasco (Siria), monseñor Samir Nassar, calificó de "punto muerto asesino" la situación que viven los cristianos de Siria ante el enfrentamiento que sostienen los rebeldes y las fuerzas armadas del gobierno sirio.
En declaraciones recogidas por la organización católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), monseñor Nassar afirmó que la gente de Siria se encontraba soportando enormes presiones, ante el desastre económico y el conflicto armado, que alcanzó a casi todos los pueblos del país.
Según reveló el prelado, los cristianos sirios están desesperados por abandonar el país, pero no pueden acceder a visas tras el cierre de las embajadas en la capital del país, Damasco.
"La ineludible situación está avivando los temores de los fieles, que se dicen adiós los unos a los otros al final de cada Misa, con gran incertidumbre de lo que el futuro les puede deparar".
El Arzobispo también señaló que los jóvenes sufren de forma particular la crisis en el país, pues se sienten abandonados por el resto del mundo, y sienten que otros países no están haciendo lo suficiente por ayudarlos.
Sin embargo, monseñor Nassar subrayó que quienes más sufren por la difícil situación que se vive en el país son los más vulnerables, quienes "son objeto de presiones y sufrimientos enormes, que crecen con el solo pasar del tiempo y el odio que divide, y la pobreza que se extiende".
Otra gran preocupación de la Iglesia en Siria son los refugiados provenientes de Irak, entre los que se encuentra un gran número de cristianos que escaparon a los ataques contra la Iglesia, a fines de 2010.
Muchos analistas de la situación en el Medio Oriente señalan que, de ser derrocado el presidente Bashar al-Assad por los rebeldes, la Iglesia en Siria podría sufrir el mismo destino que en Irak, víctimas de los islamistas determinados a copar el vacío de poder.
Monseñor Samir Nassar también agradeció la preocupación y las oraciones de AIN. "Muchas gracias por su compromiso y su esfuerzo en confortarnos durante nuestro sufrimiento", expresó.
"La situación es cambiante y es imposible saber qué sucederá mañana. Estamos viviendo el día a día", confesó el prelado. “A medida que entramos en la Cuaresma, lo hacemos en silencio, con las manos vacías, los corazones constreñidos y nuestra mirada fija en la resurrección de Cristo, quien guiará nuestros pasos sobre el camino del perdón y la paz".+
