El próximo sábado 12 de mayo arranca la Misión Madrid, un plan anunciado por el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, que se aplicará los próximos dos años en las Diócesis de Madrid, Alcalá de Henares y Getafe y que consiste en compartir la vida y la acción de la Iglesia en Madrid como una gran misión y reforzar la renovación de la presencia ordinaria con impulsos en los ámbitos de la cultura, la vida intelectual y la universidad. Sobre esto último nos habla el Rector de la Universidad San Dámaso, Javier Prades.
-Recientemente, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, anunció que el próximo 12 de mayo se ha organizado una jornada para que comience la Misión Madrid pero, ¿en qué consiste esta iniciativa?
La Misión Madrid es una iniciativa evangelizadora de la Archidiócesis de Madrid para acoger la convocatoria del Año de la Fe por parte de Benedicto XVI. Esta propuesta se puede relacionar, a su vez, con varios aniversarios importantes de la vida de la Iglesia como son los 50 años de la celebración del Concilio Vaticano II, el XX aniversario del Catecismo de la Iglesia Católica y la celebración del Sínodo sobre la Nueva Evangelización, el próximo mes de octubre.
Se trata de acompañar a todas las personas y a todas las realidades comunitarias en la vida de la Iglesia en Madrid: los movimientos, las parroquias, los grupos cristianos… y ofrecerles propuestas e iniciativas para que les resulte más fácil cumplir una misión: que la fe de los que creemos crezca y, de este modo, los hombres que tienen dificultades, dudas en la fe, o están totalmente separados de la Iglesia, puedan también reconocer la fe de una manera atractiva. Por la propia naturaleza de la fe, esta iniciativa está abierta a todos. No se puede creer sin profesar la fe, por lo tanto, sin comunicarla. Y cuando uno no comunica la fe, la debilita.
- ¿Cuáles son los objetivos de la Misión Madrid?
Entre los objetivos de la Misión Madrid, hay uno fundamental que es el de testimoniar la fe mediante su profesión y su celebración. El Papa nos ha recordado que la fe se fortalece creyendo, ésta es la primera y más evidente finalidad de la Misión: que nosotros podamos crecer en el conocimiento y en el amor de Cristo a través de la vida de la Iglesia. En este marco se sitúan las distintas iniciativas de formación, catequesis, liturgia, caridad, cultura, etc… que se desarrollarán a lo largo de los dos años.
-¿Cómo se van a sumar la Universidad San Dámaso a esta realidad?
La Universidad ya está colaborando con la Misión Madrid a través de algunos de sus profesores en las iniciativas preparatorias, algo que es muy importante y que lhace en colaboración con distintas Delegaciones episcopales. Nos sumaremos a las propuestas que se vayan anunciando, además de ocuparnos especialmente de un aspecto propio de este Año de la Fe, que es la reflexión teológica. Por tanto, los aspectos más específicamente relacionados con la Teología, que hace también crecer la fe, y con el pensamiento crítico y sistemático sobre el hecho cristiano, serán los ámbitos propios de la Universidad.
-¿Cómo se puede impulsar esta Misión Madrid en una universidad en el tiempo actual?
En otras universidades como, en general, en otros ámbitos de la vida de la sociedad madrileña, se puede impulsar la Misión Madrid a través del testimonio vivo y razonado de los creyentes, ya sean estudiantes o profesores. Un testimonio que se podrá comunicar, en primer lugar, en la vida cotidiana pues el primer ámbito de la Misión es la vida de todos los días. Es ahí donde se dan las relaciones con los compañeros, profesores o alumnos, en las universidades. Se puede llevar a cabo también con ciertas iniciativas extraordinaria más organizadas para promover encuentros, exposiciones o presentaciones de ciertas dimensiones típicas de la vida de la fe en el ámbito público.
-¿Qué significa que la Iglesia esté en estado de misión?
Significa que la Iglesia está en su condición propia. No hay propiamente una Iglesia que no esté en estado de misión. La Iglesia en el tiempo y el espacio de la historia existe exclusivamente para prolongar a todos los confines del mundo el mandato de Jesús. Por tanto, la condición normal de la Iglesia es esa condición misionera, del mismo modo que la condición normal del cristiano es la de ser misionero. Es una debilidad de nuestra educación el haber separado ambos aspectos, pensar que, por un lado, se es cristiano y, por otro, se es misionero. El cristiano por su propia naturaleza es misionero, según su estado eclesial y según su vocación. Ahora, la Misión nos ayuda a tomar mejor conciencia de la naturaleza propia de la Iglesia, que vive, celebra y anuncia la fe.
-¿Se puede decir que la JMJ entrega su testigo a la Misión Madrid?
La JMJ ha sido un acontecimiento sumamente beneficioso para la Iglesia en Madrid, más de lo que quizá vemos externamente. De muchas formas se percibe el bien que ha supuesto la preparación larga y la celebración gozosa de la Jornada. Sin duda, la Misión Madrid es uno de los frutos de la JMJ y, por lo tanto, es posible celebrar la Misión Madrid gracias a todo el bien que hemos visto suceder durante la JMJ.
-¿Cómo animaría a la sociedad a unirse a esta iniciativa?
Invitando a cada uno a tomarse en serio su propia vida, a mirar realmente qué es lo que cumple la vida y qué significa haberse encontrado con Cristo en el camino de la propia vida. Jesús mismo nos lo pregunta a cada uno: “¿De qué te sirve ganar el mundo entero si te pierdes tú?” Quien tenga la experiencia de que conocer y amar a Cristo es el bien más grande de su vida, deseará comunicarlo a otros. Y así donde antes había un cristiano ahora habrá dos, y luego cuatro…
Elena Cabrera.-
