Santiago/CHILE.- Con cantos, fe y nostalgia, internas del Centro Penitenciario Femenino celebraron la Misa de Navidad junto a su Pastor, monseñor Ricardo Ezzati.
La capilla adornada con motivos navideños, un hermoso pesebre y la feligresía emocionada marcaron la celebración de la misa de Navidad de las internas del Centro Penitencial Femenino junto al Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati. La Misa fue concelebrada por el Padre Jaime Nawrath, capellán de gendarmería, y por el padre José Antonio Varas.
La Hermana Nancy León, capellana del recinto, dio las gracias al Arzobispo por celebrar la misa junto a ellas. Lo mismo hizo con la ministra del Sernam, Carolina Schmidt, y el director nacional de Gendarmería, Luis Masferrer.
Al comienzo de la misa una interna que está esperando un hijo entró en procesión con la imagen del niño Jesús en sus brazos y lo depositó en el pesebre; la acompañaron varias internas emocionadas y con velas en sus manos.
Les ha nacido un salvador
“Cuando llegó al altar la imagen del niño Dios, observando el rostro de muchas de ustedes, he visto una sonrisa y en algunas también he visto una lágrima que caía de sus ojos. En este día de Navidad al lágrima y la sonrisa cobran un sentido muy profundo, no solamente humano, sino divino”, les dijo el Arzobispo durante su homilía. “La lágrima nos recuerda el dolor humano, a muchas de ustedes les recuerda su familia, sus hijos, le recuerda también tal vez el motivo por el cual se encuentran aquí en este lugar y en este tiempo”, sostuvo. “En esta Navidad el Señor recoge la lágrima de ustedes porque él viene a anunciarle s la liberación que brota del corazón como un don, una gracia, un regalo que nos viene del cielo”, les aseguró el Arzobispo.
Durante la plática el Arzobispo indicó que Jesús viene para darnos un corazón de carne y liberarnos del odio. “Quisiera invitarlas a ir a Belén”, dijo entusiasmado, para encontrar a Jesús, “el hijo de Dios que ha escogido vivir nuestra propia realidad humana en la pobreza, en el desconocimiento, en el abandono y en los momentos de dificultad que desde niño tuvo que superar”. Allí encontraremos a quien es capaz de redimir nuestra vida y de darle un sentido nuevo y bello a la existencia, indicó.
El Arzobispo invitó a los presentes a asumir la espiritualidad pobre de los pastores, quienes no teniendo nada se acercaron al pesebre a adorar a Jesús niño y le ofrecieron “su cariño, su fe, su sentido de amor y de adoración”.
Al finalizar la homilía les deseó que la Navidad no sea sólo motivo de lágrimas, sino un motivo de esperanza y de agradecimiento “porque en el niño Jesús encontramos el don que Dios Padre nos hace, encontramos el camino para que la dignidad que el Señor mismo nos ha regalado, llamándonos a formar parte de su comunidad, sea la dignidad que nosotros cultivamos y que todos los hermanos que nos rodean reconozcan en nosotros y que sea la dignidad que brille en nuestro rostro deseoso de construir una vida nueva”.
Al concluir la Eucaristía muchas de las mujeres presentes rompieron en llanto por la nostalgia de no estar con sus hijos y seres queridos entonando el villancico Noche de Paz.
Visita a los más pequeños
Tras celebrar la Eucaristía, el Arzobispo de Santiago visitó la sala cuna donde están los hijos de las internas hasta el año ocho meses, momento en el cual el Servicio Nacional de Menores decide dónde vivirán. Allí bendijo a los más pequeños y a sus madres y les regaló un rosario.
Consultado por la prensa, monseñor Ezzati dijo que había conocido los planes de gendarmería para el mejoramiento de las cárceles y que se alegraba por el mejoramiento en las condiciones de vida de los internos. “Estoy convencido que el trabajo más importante lo tenemos que hacer la sociedad con un sistema preventivo, es decir, crear las condiciones para que lo que estamos lamentando en la cárcel, no se dé”, aseguró.
