Santa Cruz/BOLIVIA.- Al recodar que Jesús predicó en tierra ajena, el Cardenal afirmó que “el reino de Dios no tiene fronteras, el reino de Dios pertenece a todos los que lo aceptan y lo llevan en su corazón, el reino de Dios no es privilegio de un grupo aunque sean muy buenos, aunque sean muy capaces de lanzar leyes al por mayor” indicó.
En su homilía de este domingo 9 de septiembre y día en que la Iglesia en Boliviana celebra la Jornada Nacional del Migrante y Refugiado, el Cardenal Terrazas recordó la situación que atraviesan los migrantes y refugiados que están en Bolivia o salen en busca de mejores condiciones de vida para que no se pisotee su dignidad humana “Tenemos tanta gente desalentada que busca el medio para vivir y sin embargo no son autorizados para vivir como seres humanos”, dijo Terrazas.
Más adelante refirió además otras situaciones de desaliento que se da en nuestra sociedad. Personas que sufren persecución y son sacados de su país, comunidades integras que sienten que se acaba el espacio de libertad, gente que busca en diversas cosas solución a sus problemas sin darse cuenta que es necesario encontrarse con Dios, desaliento de personas en situación de cárcel a quienes se reduce las opciones de indulto, jóvenes azotados por los nuevos vicios, gente si trabajo o los que piensan y opinan diferente y por ellos son perseguidos y obligados a refugiarse.
“Dios camina con nosotros en momentos de dificultades y abre puertas de esperanza, Jesús viene para dar vida a todos sin preferencias ni condenaciones, la Palabra de Dios no tiene fronteras ni es privilegio de un grupo aunque sean muy bueno y capaz de lanzar leyes al por mayor”.
Más adelante observó que en nuestro ambiente se tiene la tentación de eliminar a los insignificantes, dejarlos a un lado y formar grupos que se creen perfectos y se dedican todo el tiempo a ver quién está contra la ley y se empieza a pensar en proyectos de engrandecimiento de cárceles.
“El mensaje de Dios es un llamado para todos los pueblos que busca de sembrar semillas de libertad, de verdad y no se conforman con hablar de una paz que se quiere imponer con la fuerza, la astucia, calumnias o persecuciones”.
El prelado animó a la comunidad para abrirse a los problemas de los migrantes sin que esto signifique estar de acuerdo con los avasallamientos. Apoyar las leyes sí, pero no cuando se las aplica unilateralmente, indicó. Que los perseguidos en sus países gocen de libertad autentica e incondicional para que se sientan parte de la sociedad.
A tiempo de pedir que cultivemos la capacidad de dar y recibir perdón, dijo que nadie es Dios sobre la tierra ni debe suplantar esta dimensión extraordinaria de un Dios que es vida para todos” finalizó.
