Mar del Plata/ARGENTINA.- El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió el pasado domingo 23 de septiembre la procesión y la misa donde se erigió la nueva parroquia de San Pío de Pietrelcina, ubicada en Sánchez de Bustamante 3850, en el barrio Faro Norte.
La comunidad parroquial será acompañada por los presbíteros José Galdeano, párroco, y Luis María Pérez Elustondo, vicario parroquial. Ambos pertenecen a la Fraternidad Ramón Pane, que desde Italia ofrece sacerdotes a las diócesis necesitadas de pastores.
En la homilía, el prelado destacó que “el santo cuya fiesta celebramos, es una de las figuras más amadas por el pueblo de Dios. Su culto se ha extendido por toda la Iglesia. Se trata de un fenómeno significativo. Quien en vida siempre se consideró un pobre fraile insignificante que oraba y sufría, hoy goza de una veneración universal. En su tierra, las multitudes no cesan de desfilar ante su cuerpo incorrupto, y en todo el mundo, su imagen recibe las súplicas de quienes esperan por su intercesión obtener del Señor la gracia de un alivio, la conversión de un ser querido, la paz del corazón, la fortaleza en medio de las pruebas, la luz para seguir adelante”.
“Su vida transcurrió bajo el signo de la cruz de Cristo, cuyas llagas fueron impresas en su cuerpo siendo un joven fraile sacerdote, mientras todavía estaba en curso la primera guerra mundial. Dios lo llamaba a configurarse con la pasión redentora de su Hijo, y a participar con su cuerpo y con su espíritu en los atroces dolores expiatorios por los pecados de los hombres. De este modo, se convertía en un enigma que invitaba a los hombres a dejarse vencer por el Crucificado, y a preguntarse por el sentido de sus vidas. ‘Soy un misterio para mí mismo’ llegó a decir”, recordó.
El obispo marplatense sostuvo que “este ‘pobre fraile que reza y sufre’, como el mismo se definía, y que vivía para Cristo y su Iglesia entre el altar y el confesonario, se convertiría en un mensaje desconcertante de Dios para un mundo racionalista que se alejaba de Él; una llamada vibrante a encontrar la sabiduría del Evangelio”.
Monseñor Marino agradeció “la labor meritoria y abnegada de los padres orionitas Gustavo Rofi y Luis Gastaud, quienes hasta hoy tuvieron a su cargo las llamadas ‘comunidades del sur’, asegurando la predicación del Evangelio y la administración de los sacramentos. A través de ellos, agradezco a la benemérita congregación fundada por San Luis Orione, la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Gracias a su labor apostólica Cristo se ha hecho presente en este territorio, enseñando, santificando y guiando a los fieles en este rincón de nuestra diócesis”.
“Toca ahora a los Padres José Galdeano y Luis María Pérez Elustondo tomar el relevo. Muy queridos Padres, sé que cuento con su entusiasmo, con sus ganas de servir en esta Iglesia particular, de entregar su tiempo por el Evangelio y la Iglesia de Cristo. Conozco la pasión que los anima por la misión en los barrios, por la catequesis y la enseñanza. Sean bienvenidos a esta diócesis de Mar del Plata. Tienen mi respaldo y mi aliento. El presbiterio que irán conociendo y donde desde hoy se integran, los recibe con cordialidad y afecto fraterno”, concluyó.+
