En Luján, Mar del Plata pidió por la fe, la familia y las vocaciones

La comunidad marplatense acudió numerosa desde los nueve partidos de la diócesis a la peregrinación anual diocesana al santuario de Nuestra Señora de Luján, que se realizó el pasado domingo 11 de noviembre.

Viajaron durante la noche en micros y lograron colmar la nave central y los cruceros de la basílica durante la misa que presidió a las 8 el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino.

Después de un tiempo dedicado a orar, recorrer la ciudad y almorzar, los fieles marplatenses se volvieron a congregar a las 14:30 para el rezo del rosario, la procesión interna con la imagen de la Virgen, la exposición y adoración del Santísimo y bendición final.

El prelado reflexionó sobre el evangelio de la viuda que da desde su pobreza y estimó que, en el Año de la Fe, esta peregrinación “debe servirnos para tomar conciencia más viva de este don y corresponder a él con una coherencia mayor en nuestras vidas”.

Tras destacar que “por la obediencia de la fe, el ser humano que es débil e inestable, se vuelve fuerte y siente que su vida adquiere solidez y seguridad”, puso a la Virgen María como ejemplo de “la mujer creyente por excelencia y la maestra de nuestra fe”.

Monseñor Marino alentó a la feligresía que “a los pies de la imagen de la Virgen de Luján, tesoro de nuestra Iglesia y de nuestra patria, pidámosle que sea nuestra maestra en este Año de la Fe. Que ella nos enseñe a ser más humanos y fraternos, mejores ciudadanos, y más dignos del nombre glorioso de cristianos y católicos”.

También exhortó a pedir por “la recta concepción de la familia, verdadero patrimonio de la humanidad, bien precioso que debemos preservar en tiempos de confusión, con nuestro compromiso y nuestras palabras. Que pueda convertirse en realidad el lema que hemos elegido: ‘La familia educadora en la fe’. Que cada uno de nosotros pida por su familia y por las de los demás, en especial por los hogares que están en crisis”.

“El espíritu de familia, que se traduce en la capacidad de diálogo y en la magnanimidad del perdón mutuo, debería conducirnos a fomentar la reconciliación entre los argentinos. Es ésta una gracia que venimos a implorar con insistencia de creyentes, y que debemos disponernos a recibir y comunicar”, subrayó.

El obispo marplatense dijo, además, que “traemos un recuerdo especial por los hermanos que viven en condiciones de extrema pobreza. Muchas veces parecen olvidados de los proyectos de las instituciones encargadas del bien común de la sociedad y de nosotros mismos, que nos honramos con el nombre del Señor”.

Por último, monseñor Marino expresó su deseo de “impulsar a nuestros cuadros apostólicos hacia la misión y una mayor acción caritativa, tanto de quienes esperan el Evangelio sin encontrar quien lo anuncie, como de aquellos que no piensan en él pero lo necesitan”, y presentó ante la Virgen una petición por las vocaciones de especial consagración dentro de la Iglesia.+