El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez, envió a los fieles una carta pastoral en la que expresó el sentido de la convocatoria a un período pastoral especial, en el marco del Año de la Fe, que denominó “Un Año para contemplar”.
El prelado reflexionó acerca de llamado del papa Benedicto XVI a dedicar un año especial a la virtud de la fe, inaugurado el 11 de octubre de 2012, cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II y vigésimo aniversario de la presentación del Catecismo de la Iglesia Católica. En este marco, monseñor Ñáñez llamó en toda la arquidiócesis a “contemplar con gratitud” la realidad pastoral de la arquidiócesis, y especialmente, al comenzar el tiempo de cuaresma, admirar la pascua de Dios.
En la misiva, monseñor Ñáñez meditó el diálogo de Jesús con la mujer samaritana y adelantó que en 2013 se volverá “una y otra vez a aquel pozo de Jacob” para “reencantarse” en el Espíritu y “relanzar el camino pastoral”.
El prelado precisó los alcances de lo que se buscará con el llamado a la contemplación: “contemplar” implicará mirar con el corazón nuestra vida, “dejarnos fascinar por el Señor y redescubrir los rasgos del rostro de Iglesia que Dios nos ha mostrado e invitado a reflejar en nuestra comunidad eclesial cordobesa”.
“Contemplar será dejarnos santificar por el Espíritu de Dios, que hace nuevas todas las cosas, para llevarnos más allá de nosotros mismos y de nuestros intereses hacia el encuentro con los demás”, añadió.
Las necesidades de la arquidiócesis
El arzobispo recuperó el pasaje del evangelio citado en el que Jesús se detiene fatigado a la hora del mediodía y dice “Dame de beber” a la samaritana. También recordó la lectura que hace san Agustín de este pasaje: “Cristo, con su debilidad, vino a buscarnos (…) y tuvo sed de la fe de esa mujer”.
“Así, la fatiga de Él, la búsqueda de ella y la sed de ambos, fueron la fuente de donde surgió algo nuevo. Ni Jesús ni la samaritana reniegan de sus necesidades, ni las esconden o acallan. ¿Por qué motivo nosotros habríamos de pasar por alto o disimular las nuestras? –observó-. Contemplar con franqueza nuestras limitaciones y dejar nuestras autosuficiencias personales o comunitarias, es absolutamente necesario y saludable”.
Monseñor Ñáñez también indicó que, tras años de discernimiento y concreción de iniciativas en el marco del plan pastoral, busca que los católicos de Córdoba reconozcan el estado, el trabajo y la necesidad de la actividad apostólica, contemplando “de manera orante las carencias y los requerimientos” que la nueva evangelización precisa.
Conversión
El arzobispo dejó entrever la necesidad de contemplar el pasado y revivir la esperanza. En su mensaje, invitó a realizar un diagnóstico del plan pastoral de la arquidiócesis y rever las carencias en cada comunidad. “Este será un año para evaluar y revisar qué instrumentos pastorales hemos utilizado y si han sido útiles o provechosos. Será un año para ver con verdad los pasos transitados y hacer las adecuaciones convenientes”, adelantó.
Asimismo, hizo un llamado a la caridad y al trabajo evangelizador: “Será también un año para valorar el trabajo apostólico de quienes nos acompañan y acompañaron. Esta es una lección que nunca debemos dejar de aprender y valorar”.
“El Evangelio nos dice que el testimonio de aquella mujer provocó que muchos samaritanos creyeran que Jesús era el “Salvador del mundo”. Fueron a su encuentro y vivieron la experiencia que ella les relató. Ella se convirtió así en discípula y misionera, en mensajera de salvación. Que este testimonio evangélico nos anime a anunciar lo que hemos contemplado: la belleza y novedad perenne del encuentro con el Resucitado”, exhortó el prelado.+